¿Sabes cuántas cosas podrías hacer en tu propia casa, sin necesidad de comprarlas en ninguna tienda, ahorrando dinero y, de paso, minimizar un poquito tu huella de carbono? Pues MUCHÍSIMAS, como ya hemos visto con la cantidad de mascarillas de belleza que podemos elaborar con muy pocos ingredientes (y grandes beneficios). Y, ahora que hay más tiempo, más ganas y menos necesidad de bajar al mercado que nunca, algunos hemos empezado a probar algunos remedios caseros que sustituyen a productos que tenemos en el armario habitualmente. De limpieza al clásico pan, éstos se han convertido en mis 5 magníficos -de los que me salieron mal y no funcionaron ya si eso hablamos otro día- y podrían ser los tuyos.
1. El día en el que hice mi propio suavizante casero (y triunfé bastante)
El suavizante para la ropa es uno de esos productos de droguería no imprescindibles (sí, dejan colada más suave y con fragancia pero se podría vivir sin él) y más contaminantes. Sin embargo, a algunos nos encanta su sensación y el olorcito y preferimos usarlo. ¿Qué tal una versión que no arroje tantos químicos al agua? DIcho y hecho, y con ingredientes que tienes en casa, casi todos, al menos:
– Medio litro de agua del grifo
– 125 ml de vinagre de manzana
– 66 gramos de bicarbonato sódico
– 6 gotas de aceite esencial (yo usé de lavanda, el que tenía, pero también puede no incluirse ninguno=
Se mezclan el agua y el vinagre y, poco a poco, añadimos el bicarbonato (no todo de una vez porque tiene efecto efervescente y podría desbordarse la espuma). Se remueve todo bien con una cuchara y, finalmente, se añaden las gotas de aceite esencial para volver a mezclar. Por último, lo guardamos en una botella y lo usamos como su fuera un suavizante comercial, en el mismo cajetín. Hay que agitarlo siempre antes de utilizarlo.
2. Cuando reutilicé el suavizante industrial que ya no usaba para limpiar el polvo
Quizá ahora que estás tanto tiempo en casa habrás notado que SIEMPRE hay polvo sobre todas las superficies (sí, son nuestras células muertas, amiga). Pues, buscando información sobre remedios para eliminar el polvo y que eviten que éste se vuelva a posar, vi que casi todos coincidían en aplicar una sencilla solución de suavizante y agua. Y, la verdad, aunque he conseguido dejar de limpiarlo -los milagros no existen- sí que se nota que tarda más en volver. Solamente necesité esto:
– Una medida de suavizante (yo usé el tapón que incorpora el propio bote)
– Tres medidas de agua
– Un spray donde mezclarlo todo
¡Y ya está! Lo uso como si fuera un producto normal específico para el polvo, vaporizándolo sobre las superficies y pasando un trapito después para extenderlo. Tras haberlo usado 3 o 4 veces seguidas, se nota que el polvo se adhiere bastante menos.
3. Ahora ya estaba lista para elaborar mi propio detergente natural
Era el siguiente paso en esta aventura Do It Yourself, aunque para ello tuve que comprar en Amazon un par de cositas que no tenía. Yo seguí esta receta al pie de la letra -sí, no te puedes saltar ni un paso o saldrá mal- y solamente tuve que comprar bórax y la pastilla de jabón de lavar (sí, el clásico tipo Lagarto o cualquiera en escamas, disponibles en todos los supermercados).
Se conserva en una botella, como el detergente normal, y hay que agitarlo antes de utilizarlo. Yo usé una botella vacía de un detergente industrial pero utilizo, eso sí, un poquito más de cantidad.
4. Era el momento de hacer mi propio pan (aunque no uno cualquiera)
La fiebre panarra había llegado a mí pero, la verdad, en mi familia no se come demasiado pan. Así que encontré una receta que pudiera hacer con mi hijo y que me solucionara algunas meriendas y desayuno, ésta de pan con forma de ositos -ellos los llaman panositos-.
Son como panecillos un poquito dulces que, una vez fríos, quedan deliciosos con mantequilla y mermelada. ¡Parecen los muy británicos scones! Eso sí, conseguir la forma de osito tan redondeada y perfecta NO es fácil. No seas muy exigente la primera vez, hay que tener mucha práctica para que se vean tan adorables.
5. Y terminé con mi propia plastilina casera y biodegradable
Sí, la plastilina es probablemente la peor pesadilla de todos los padres. Terminas por esconderla (porque cada vez que la usan termina esparcida por todas partes) o por tirarla cuando ya se han mezclado todos los colores y solo hay una bola de un extraño marrón. Por eso en las casas con niños nunca suele haber y, qué remedio, a veces hace falta.
Así que di con la solución perfecta en forma de plastilina casera y biodegradable, que se hace con ingredientes que todo el mundo tiene, en 5 minutos y no necesita cocción. ¡Viva! Solamente necesitas:
3 vasos de yogur de de harina
1 vaso de yogur de sal MUY fina
1 vaso de yogur de agua
Un par de cucharadas de aceite, vale cualquiera, y vas añadiendo según la textura que quieras
Colorante alimentario, si tienes
Lo mezclas todo en un bol, recuperas todos los instrumentos (moldes, herramientas) de la plastilina y ¡hecho! Ya tienes la tuya casera lista para moldear.
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