QUÉ HA PASADO
• Felipe despierta con Laura pero no recuerda nada.
• El príncipe Izem quiere desposarse con Casilda.
• Genoveva está dispuesta a destruir a su esposo.
El concurso de pensiones en el barrio está a punto de comenzar. Fabiana accede a hacerse pasar por la esposa de Servando para que puedan presentarse, pues solo dejan inscribirse a matrimonios.
Todo parece ir como la seda, pero el jurado descubre su engaño y los descalifica. No obstante, viendo lo felices que estaban con el certamen les entregan un premio de consolación.
Ramón está ilusionado con la nueva aventura profesional que va a afrontar. Ha decidido seguir el consejo de don Armando de emprender una carrera política y anuncia a su familia que va a presentarse a las próximas elecciones. Todos se alegran mucho por la noticia, salvo Antoñito, que siente algo de envidia al ver cómo alaban la valentía de su padre. “Quizá yo también podría probar suerte en esto de la diplomacia, no se me dará mal”, piensa en su casa.
Lejos de allí, Felicia sigue preocupada por la forma en qué Ildefonso trata a su hija Camino. La joven también se ha dado cuenta de las muestras poco afectuosas de su marido, pero no sabe a qué se debe su comportamiento.
Apenada, se desahoga con su amiga Anabel. No se imagina que justamente esta es la causante de tal actitud.
Al día siguiente, los habitantes de Acacias amanecen tranquilos, sin sospechar la desgracia que se cierne sobre uno de ellos. Durante la mañana, Laura habla con Genoveva y le asegura que pasó la noche con Felipe, pero que fue por obligación.
“Él abusó de mí”, dice llorosa. La dama echa a su esposo de casa, quien niega las acusaciones, y se encarga de contar al resto de vecinos la causa de su separación: “Ese hombre me ha sido infiel y encima ha forzado a una empleada inocente”.
Horas más tarde, la señora entra en el despacho de Álvarez-Hermoso y roba una carta de la difunta Marcia, escribe una misiva copiando su letra y se la envía al abogado. Solo ella conoce sus oscuros propósitos
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