La maldición de los Kennedy vive un nuevo capítulo. Hace un par e días, Maeve Kenndy, sobrina nieta del presidente asesinado JFK, y su hijo de ocho años, sufrían un accidente de canoa y eran perdidos de vista. Una desaparición que tiene en vilo a su familia y ante las que las autoridades al frente de la investigación los dan por muertos.
Maeve, su marido, David McKean, y sus hijos cumplían la cuarentena en su casa familiar. En medio del aislamiento, los niños estaban jugando al fútbol, con tan mala suerte que el balón fue a parar al río. «Se subieron a una canoa, con la intención de recuperar la pelota y fueron empujados por el viento y la marea hacia mar abierto«, ha explicado David, desesperado por encontrarles, máxime con las noticias poco esperanzadoras que ha recibido.
La madre de la propia desaparecida, la exteniente del Gobernador de Maryland Kathleen Kennedy Townsenda, era quien encabezaba esa búsqueda que se ha dado por finalizada tras un par de días sin resultados. «Con profunda tristeza, comparto la noticia de que la búsqueda de mi querida hija Maeve y mi nieto Gideon pasó de rescate a recuperación de los cuerpos«, eran las palabras de Kathleen en Facebook.
«Mi corazón está destrozado, pero trataremos de invocar la gracia de Dios y la fuerza que tenemos para honrar la esperanza, la energía y la pasión que establecieron en el mundo», añadía en esa publicación con la que, parece, se ha escrito una nueva página en la negra historia de los Kennedy.
Al asesinato de JFK cuando era presidente de Estados Unidos hay que unir la muerte de su hijo mayor en un accidente de avioneta. Ethel hijo de Robert Kennedy, fue hallado sin vida en su casa cuando tan solo tenía 28 años. Otro de los hijos de Robert, Michael, falleció tras un accidente de esquí. Saoirse, nieta del propio Robert también, fue encontrada muerta el pasado agosto tras sufrir una sobredosis. Ahora, los Kenneddy suman dos muertes más fruto del infortunio.
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