Tügce se siente muy triste tras la separación de sus progenitores y piensa que tiene la culpa. Una mañana se acuerda de un cuento que le contó Asuman sobre una flor que crecía en los acantilados y que poseía la capacidad de cumplir cualquier deseo. “Pediré que mis padres estén juntos”, piensa. La niña corre en busca de la planta, tropieza y está a punto de caer por un precipicio. En el último instante, logra agarrarse a una rama. Melek y su hija, que han salido detrás de ella, escuchan sus gritos y van en su ayuda. La mujer recoge a la pequeña y la pone a salvo. “Jamás vuelvas a irte sin supervisión de nadie”, la regaña. Ya más calmadas, las tres emprenden el camino de regreso a la granja.
Horas más tarde, Hamit se presenta en el domicilio de los Emiroglu para visitar a Elif. Allí le cuenta a Kenan que conoció a la pequeña cuando mendigaban por la calle. Además, le confiesa que está solo en el mundo, ya que su madre murió siendo él pequeño y su padre lo abandonó. El empresario, conmocionado por la historia, le promete que a partir de ahora él lo protegerá y lo primero que hará será matricularlo en un internado para que estudie.
Zeynep se preocupa al no saber nada de su marido
Lejos de allí, Koray retiene a Pelin en una cabaña alejada de la ciudad y hace que llame a Selim para que venga a rescatarla. Cuando el joven llega es recibido a punta de pistola por el secuestrador, quien tras pelear con él lo ata a una silla igual que hizo con su novia. Acto seguido, se dirige a ella y le ofrece un trato: “O le pegas un tiro a tu expareja y te vas conmigo o se quedan los dos y quemo la choza con ustedes dentro. Tú decides, querida”.
Entretanto, Zeynep, ajena al problema en el que se encuentra metido su marido, se desespera en su cuarto al no tener noticias suyas: “Algo malo le ha ocurrido, estoy segura de que su vida corre peligro, debo ayudarlo”.
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