No todo es fantástico en la nueva vida que Meghan y Harry habían soñado al otro lado del Atlántico. Mañana se cumple el plazo fijado por la Familia Real Británica para que dejen de ser miembros senior de la realeza. Una fecha que casi ha coincidido con la segunda mudanza de los duques de Sussex en el continente americano. Si en un principio se instalaron en Canadá, país de la Commonwealth, para encontrar la tranquilidad que tanto ansiaban, la crisis del coronavirus parece haber trastocado los planes.
Ante el cierre de fronteras provocado por el virus, los tabloides británicos aseguran que la pareja ha hecho las maletas para instalarse en Los Ángeles, en el acaudalado barrio de Bel-Air, donde tendrán como vecinos a los Beckham, a Nick Jonas y Priyanka Chopra y a Will Smith, entre otros. Meghan retorna así a su ciudad de origen, donde están la mayoría de sus amigos y su madre, la instructora de yoga Doria Ragland.
Una nueva mudanza sobre la que se ha pronunciado el mismísimo presidente de los Estados Unidos, Donald Trump. En un tweet publicado anoche, Trump ha querido zanjar una polémica que acompaña a los duques de Sussex desde que decidieron optar por su nuevo estatus: ¿Quién se encarga de pagar sus gastos de seguridad? Trump ha querido dejar clara su postura.
«Soy un gran amigo y admirador de la Reina y de Reino Unido. Se ha informado de que Harry y Meghan, que abandonaron el Reino Unido, residirían permanentemente en Canadá. Ahora que han salido de Canadá para ir a Estados Unidos, sin embargo, Estados Unidos no pagará por su protección de seguridad. ¡Deben pagar!», ha escrito Trump en la red social.
Algo que, según las últimas informaciones, los duques de Sussex no pretenden en ningún caso. Así lo ha confirmado el periodista especializado en temas royal Richard Palmer: «El duque y la duquesa de Sussex pagarán su seguridad con fondos privados, ha dicho una portavoz de la pareja». Una información con la que pretenden apagar cualquier tipo de polémica.
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