El equipo de Mujerhoy sigue trabajando desde casa. Cada uno con nuestras circunstancias, viviendo, como todos vosotros, una situación excepcional que nos ha llevado a ingeniárnoslas para que esta cuarentena se haga lo más llevadera posible. Así las cosas, queremos acercarnos mucho más a todos vosotros, y compartir, cada día, las recomendaciones de la redacción de Mujerhoy. Ese libro que estamos devorando, la serie que nos hace viajar en el tiempo, esa receta que hemos aprendido o esa rutina de ejercicios que nunca habíamos tenido tiempo para hacer antes. #MujerHoyEnCasa va a acompañarte estos días como siempre lo ha hecho, pero con más fuerza que nunca. Estamos con vosotros.
Hoy recomienda: Cantal Ceña, redactora de moda
Según el diccionario de la Real Academia Española, el hedonismo es la «doctrina que proclama el placer como fin supremo de la vida». Pues bien, esta es mi intención. De la vida ya veremos, pero yo voy a aplicar esta doctrina como fin supremo de la cuarentena. Y te recomiendo que hagas lo mismo. Busca el placer, cada uno de los días, en lo que sea. En la comida, en la bebida, en la lectura o en las películas. Disfruta. No te pongas obligaciones innecesarias. Haz lo que te pida el cuerpo. Porque estoy cansada de ver y leer consejos para no engordar durante el encierro, hacer ejercicio cada día, cómo vestirte y maquillarte para no estar en pijama y a cara lavada, actividades para no aburrirte… ¿Y si me quiero aburrir? ¿Y si quiero comer y beber lo que me apetezca? ¿O no moverme del sofá en un mes? ¿O estar en pijama 24 horas? Imaginaos, sería como un eterno domingo, pero mejor, sin la amenaza del lunes laborable en el horizonte.
¿De qué va esto? Cuando pienso en el concepto de hedonismo, siempre me viene a la cabeza esta escena de la película de Sofia Coppola, María Antonieta (2006), protagonizada por Kristen Dunst. Para mí, estar rodeada de dulces mientras me prueban los zapatos más bonitos del mundo sería algo así como tocar el cielo con los dedos. Comida y zapatos, el máximo placer para una redactora de moda a la que le encanta comer y comprar. Y de esto se trata estos días, ya que vamos a estar encerrados, vamos a darnos placer. Cada uno lo encuentra en diferentes cosas y actividades. O en la ausencia de ellas. Yo os voy a contar las mías.
Voy a comer y beber lo que me apetezca. No, no pasa nada si durante el encierro comes más de lo habitual. Es más, no renuncies al placer de saborear el chocolate o de degustar una copa de vino a cualquier hora del día. Ni caso a esos gurús de Instagram que recomiendan ayunos o dietas restrictivas para no engordar durante estas semanas de encierro. ¿Me están diciendo que además de estar en casa metida solo puedo comer una vez al día? Pues no, señores. Yo voy a comer y beber las veces que quiera, lo que quiera y en la cantidad que quiera. La vida es muy corta (y la cuarentena muy larga) como para no comerse ese delicioso postre.
No tengo la intención de hacer ejercicio. ¿Rutina diaria para practicar en casa? ¿Tabla de piernas y abdomen para ejercitar tu cuerpo cada mañana? No, gracias. Ya que me he ahorrado la presión social que me ‘obliga’ a ir al gimnasio al menos dos días a la semana para estar en forma (en la redacción, a veces, somos muy pesadas con este tema), voy a hacer como si el ejercicio no existiera. O lo haré solo cuando realmente me apetezca (por placer, ¿recuerdas?). Para sentirme bien y no para no sentirme mal si no lo hago.
¡No quiero lavarme el pelo! No me entendáis mal, no voy a dejar que la grasa me cale hasta el cerebro, pero sí le voy a dar un pequeño descanso de champús, mascarillas y sobre todo planchas a mi melena. La llevo muy larga y para mí es una esclavitud tener que lavármela a diario. Soy feliz con una coleta y así lo puedo hacer solo cada tres días. Y ya, de paso, me curo esta obsesión por llevar siempre el pelo recién lavado.
Quiero estar todo el día en pijama. Vale, los expertos saben más que yo y es cierto que hay que intentar que no se convierta en una rutina. Pero, ¿pasa algo si un día me apetece pasarlo en pijama? Las 24 horas, desde que me levanto hasta que me vuelvo a acostar. Y con una bata, de esas calentitas que parecen peluches. Un placer muy de fin de semana que ahora puede hacerse cualquier martes.
Sí, me apetece estar sola. Antes, cuando nuestra vida era normal, también necesitaba mis momentos de soledad. Y seguro que tú también. Si vives sola apuesto a que tus amigas te insisten cada día para hacer una videollamada con todo el grupo. Puedes decir que no. Como también le puedes pedir a tu familia, pareja o compañeros de piso que te dejen una tarde para ti. Sin ver ni hablar con nadie. No es malo. Es muy necesario, diría yo. Es el placer de la soledad.
¿Y tú? ¿Te apuntas a este hedonismo temporal?
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