QUÉ HA PASADO
- Nasud ordena a Azat que se marche con su otro abuelo.
- Miran sufre un atentado.
- Sultán no puede olvidar la crueldad de su suegra.
Miran sobrevive al tiroteo y vuele a la mansión, donde Azize le asegura que se vengará de los Sadoglu, a quienes culpa del ataque, pero él le ordena que no se entrometa. Reyyan, por su parte, recupera el aliento al saber por Melek que Miran está bien. “No puedo más, nadie va a morir por mi culpa”, dice llorando a la chica. Luego, se cita con Aslanbey. “Cada bala que impactó en mi coche me hizo sentir miedo, pero no de la muerte, sino de no volver a verte”, le confiesa él mientras se abrazan.
La chica le pregunta si mantiene su propuesta de matrimonio y, ante la respuesta afirmativa, le dice que la acepta. Pletórico de felicidad, Miran lleva a su prometida a la mansión y deja a todos boquiabiertos con el anuncio: “Mañana nos casamos”. Azize dice a la chica que solo aprobará la boda si deja de tener contacto con su familia. Y ella asiente con todo el dolor de su corazón. Gönül, destrozada, se consuela con su madre, quien le recuerda su error: “Te dije que no firmaras el divorcio. No sé cómo va a beneficiarte esto”.
Más tranquila porque su prometido le ha dicho que vivirán lejos de la influencia de su abuela, Reyyan regresa a casa y solo le cuenta a su madre que se ha visto con Miran, pero Yaren la escucha y la delata. Hecho una furia, Nasud intenta golpearla pero Hazar se lo impide. “Me iré si vuelves a amenazar a mi hija”, le dice sin imaginar lo que planea la muchacha.
Elif y Firat, el apoyo incondicional de Miran
Al día siguiente, Reyyan se marcha despidiéndose solo de Melek a la mansión Aslanbey. Miran se derrite al verla, mientras la pérfida Azize telefonea a Nasud para informarle de lo que va a hacer su nieta. El hombre se dispone a buscar a la chica, pero Hazar se le adelanta…
A punto de celebrar la boda, en la que Elif y Firat ejercen de padrinos, la pérfida Azize coloca en el cuello de la novia un collar con la insignia de la familia y le susurra al oído: “Espero que te asfixie poco a poco hasta que mueras”. La muchacha no se inmuta y se sienta junto a Miran. Ambos se dan el “sí, quiero” emocionados. Justo entonces llega Hazar armado y dispuesto a llevarse a su hija. Se queda destrozado al comprobar que es tarde y que ella se niega a acompañarlo…
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