Ayer se celebró el desfile de Yves Saint Laurent, una de las fechas más señaladas del calendario de la moda de París. Anthony Vaccarello y la mítica firma francesa aglutinan un variopinto grupo de seguidoras y embajadoras que suele hacer de su front row uno de los más interesantes. Y aunque ayer no pudimos ver a algunos pesos pesados de la moda como Kate Moss o Naomi Campbell, que no suelen perderse sus desfiles, sí pudimos disfrutar de otras incondicionales como Zoe Kravitz, acompañada de su padre, la veterana modelo Amber Valletta, Charlotte Gainsbourg o, la más reciente incorporación Ana de Armas. Tampoco faltó Carlota Casiraghi, embajadora de la firma desde hace un tiempo y uno de sus rostros más aristocráticos. Gracias a esta alianza hemos podido descubrir la faceta más rockera e irreverente de la siempre estilosa Carlota de Mónaco y anoche no fue menos. La joven royal hizo el más difícil todavía luciendo un look de inspiración entre bohemia y de corsario nunca visto en ella hasta la fecha.
Casiraghi llevó un pantalón de príncipe de gales con una camisa en color caqui abierta hasta la mitad, debajo de la que se podía adivinar un top lencero de lo más sugerente. Por encima se puso una americana en azul marino de doble botón que remataba ese aire de los 70 tan propio de la marca francesa en los últimos tiempos. Pero el detalle definitivo eran los accesorios. Por un lado, las botas de charol negro y por otro, y el más llamativo de todos, un pañuelo atado en la cabeza.
Carlota Casiraghi lo llevó, más que al estilo royal, es decir, como lo habría llevado Isabel II, al estilo bohemio de finales de los 60, o al más puramente carnavalesco acorde con la estética pirata. Un look que viene a corroborar que, desde que Carlota es imagen de Saint Laurent, su estilo se vuelve cada vez más audaz.
Para el próximo invierno puede que a Carlota de Mónaco le toque reinventarse pues la colección presentada ayer por Saint Laurent, sale de la estética rock de los 70 en la que había estado afincada en las últimas colecciones, y se acerca más a la de los 80 y los 90. Abandona el casi exclusivo color negro que teñía prácticamente todas sus prendas para deslumbrar con americanas de hombros XL y saharianas en fucsia o en amarillo mostaza, con pantalones de vinilo y abrigos en rojo y en azul eléctrico o con faldas y blusas de gran lazada en un morado intenso.
Parece que Anthony Vaccarello le da al color negro unas merecidas vacaciones y de paso nos regala una colección vibrante en la que rescata algunas de las prendas y siluetas más icónicas de la casa francesa sin perder de vista eso sí su propia aportación. Como resultado encontramos un interesante mix de materiales y estilo de prendas. Por un lado las clásicas americanas con hombreras marcadas, de tejidos nobles y estampados típicamente burgueses como los cuadros escoceses o el príncipe de gales, y por otro, los pantalones que se ajustan como una segunda piel, o las blusas confeccionadas en vinilo, a juego con las botas y que recuerdan a la estética dominatrix.
Las camisas de gran lazada tan típicas de las mujeres de clase alta, conviven con tops de vinilo o de encaje transparente de inspiración lencera. Una colección que sin duda nos traerá otra nueva faceta del estilo de Carlota Casiraghi y cuya interpretación estamos deseando descubrir.
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