“Nada es veneno, todo es veneno: la diferencia está en la dosis”. Con esta ingeniosa paráfrasis de Paracelso -el médico y alquimista del siglo XV experto en mineralogía y pionero en la homeopatía- nos contestan en la Sociedad Española de Químicos Cosméticos (SEQC) sobre un tema que cada vez preocupa más: los ingredientes que componen los cosméticos que utilizamos. “En cosmética, al igual que en alimentación, se utilizan ingredientes que empleados de manera inadecuada o en concentraciones elevadas podrían ser perjudiciales para la salud. Nadie se plantea que la pimienta, el ajo o la nuez moscada sean tóxicas para el organismo porque se asume que se consumen en bajas dosis. En la legislación de cosméticos queda claramente identificado qué ingredientes tienen un uso restringido y hay una reevaluación continua”, nos explican. Antes de que una crema llegue a nuestras manos existe “una evaluación muy detallada y muy completa por parte de un experto que dictamina si el producto es seguro: esto se hace teniendo en cuenta la información toxicológica de los ingredientes y las condiciones de uso, que incluyen la cantidad de producto que se aplica, la zona de exposición, el tipo de usuario al que va destinado, la frecuencia de aplicación, etc.”
Químicos “buenos” (y eficaces)
Después de preguntar a varios expertos llegamos a una conclusión: ni todo lo químico es “malo”, ni todo lo natural tiene el efecto prometido. Entre los ingredientes cosméticos más apreciados por los que más saben hay seis ganadores: el ácido hialurónico, la vitamina C, el cólageno, los retinoides, los alfahidroxiácidos y los polihidroxiácidos.
Así nos lo explica Leticia Carrera, farmacéutica, experta en bioquímica y dermocosmética, y directora del Centro Médico de Centros de belleza Felicidad Carrera en Madrid: “A una crema hidrante le exijo que incluya ácido hialurónico -me encanta este activo en los cosméticos- y principios activos antioxidantes. Y a un cosmético antiedad le pido que tenga péptidos y retinoides porque son activos muy eficaces en la lucha contra el envejecimiento. Pero no olvidemos que continuamente se están patentando nuevos ingredientes hidratantes o antiedad que consiguen fórmulas cada vez más potentes”. ¿De verdad hacen efecto principios activos con tanta fama como el ácido hialurónico o la vitamina C aplicados en crema, en casa? “Por supuesto. Eso sí, la clave está en la formulación, no todo vale. El peso molecular del hialurónico influye en su absorción y la estabilidad de la vitamina C, que no es nada fácil de conseguir, es un factor determinante”, nos explica. Entre sus cremas favoritas, las que ella misma usa, están la antiedad de día y de noche de Augustinus Bader (“me encanta”, dice) y la crema Hidra3 de Valmont (“soy muy fan: es una hidratante maravillosa”).
Una hidratante de lujo
¿Y si funcionan tan bien, por qué hay tanta diferencia entre una crema y otra con los mismos compuestos? “La eficacia de estos ingredientes queda fuera de toda duda”, ratifican en la SEQC. Pero apuntan: “Hay que profundizar un poco para poder entender mejor cómo funcionan. La vitamina C es un potente antioxidante y como tal es altamente inestable, por ello para que se mantenga activa la molécula durante la vida del producto y actúe sólo cuando entre en contacto con la piel, es imprescindible estabilizarla, ya sea encapsulándola, combinándola con otros ingredientes o en forma de derivado. El ácido hialurónico es una macromolécula: una molécula muy grande cuyo proceso de síntesis se puede modular para obtener variantes de diferente peso molecular (tamaño). Así se pueden obtener diferentes tipos de ácido hialurónico con una capacidad de penetración selectiva y una funcionalidad específica: desde rellenar una arruga en superficie hasta mantener la hidratación en profundidad”.
Mar Martínez Roldán, cotitular de la Farmacia Martínez y Roldán de Almería y considerada una nanoinfluencer en belleza (gracias a sus 11.000 seguidores en Instagram), está de acuerdo: para que un cosmético sea eficaz debe contener “activos que trabajen las diferentes capas de la piel: a nivel epidérmico son los retinoides, alfahidroxiácidos y polihidroxiácidos; y, a nivel dérmico, activos que activen al fibroblasto para que genere colágeno y elastina”. Ella nunca recomendaría un producto sin un estudio clínico detrás y no duda en citar su marca favorita: “Las cremas que más recomiendo son las de Cantabria Labs, es líder en prescripción dermatológica por excelencia y este laboratorio hace estudios de eficacia no solo en vitro sino también en vivo”, revela. Preguntada por su hidratante de farmacia predilecta, lo tiene claro: “Diría que en vitamina C el mejor laboratorio es Skinceuticals, pero al igual que ocurre con el hialurónico, siempre hay que mirar las concentraciones y la estructura de la molécula -junto con los excipientes y la conservación de ésta- para saber la absorción que puede tener sobre la piel”.
Favorito de las expertas.
Lo que una experta no se pondría nunca en la piel: los cinco malditos
Se suele decir que una buena crema no se distingue por su frasco, por su aroma ni por la marca que lo avala, sino por la etiqueta de ingredientes que lleva adherida. Saber leerla incidirá directamente en el resultado de nuestra piel y por ello hemos preguntado a estos expertos por los compuestos que siempre evitan en sus cosméticos, bien porque son perjudiciales para la salud de la piel, bien porque son vacíos en cuanto a tratamiento.
PERFUME: EN LA CREMA MEJOR NOEs habitual que las que más cuidan su piel no elijan las cremas de tratamiento que utilizan en función de la fragancia: Leticia Carrera nos cuenta que se suele fijar en si llevan perfumes o colorantes. “Me gustan las cremas sin perfume y sin color porque son ingredientes que mi piel no tolera bien y no afectan a la eficacia del producto”, nos cuenta.
OJO CON LAS MEZCLAS IMPOSIBLESEn ocasiones el problema está en cómo combinamos unos cosméticos con otros. Hay mezclas poco recomendables, nos corrobora Leticia Carrera, como "usar varios agentes exfoliantes o irritantes juntos -por ejemplo ácido glicólico y un derivado del ácido retinoico-, o ingredientes ácidos con otros que necesitan un pH menos ácido para ser efectivos -como la vitamina C y la Niacinamida- pero llegar a conocer con detalle como interfieren unos activos con otros requiere de un estudio profundo. Por eso en mi opinión el problema radica en que mezclamos muchas firmas de cosmética en la rutina diaria. Deberíamos utilizar en la rutina diaria todos los cosméticos de la misma firma, porque de este modo sabemos que el laboratorio que los ha formulado se ha encargado de hacer todos los estudios de eficacia pertinentes", apunta.
ACEITES MINERALES: SU MALA FAMA“Desde el punto de vista de seguridad o inocuidad el aceite mineral es un ingrediente perfectamente validado y seguro”, aclaran en la SEQC. “El punto negativo para este ingrediente, al que esta asociada la mala prensa, se debe a que su origen, el petróleo, es natural pero no renovable”.
PARABENOS, EL CONSERVANTE “MALO”Te habrás fijado que muchas marcas presumen de no utilizar parabenos. Nos lo explican en la SEQC: “Los parabenos son sustancias cuya función conservar o preservar los productos cosméticos de la contaminación microbiológica. Hay dos grandes grupos, los de cadena larga y los de cadena corta. En el 2014 el SCCS (Scientific Comittee on Consumer Safety), prohibió la utilización de los parabenos de cadena larga, aun y cuando las investigaciones experimentales sobre los posibles efectos del uso de parabenos para la reproducción no fueron concluyentes, y muchas de ellas presentaban deficiencias que hicieron que los resultados fuesen difíciles de interpretar. En cosmética solo se utilizan el metil, etil, propil y butilparaben y sus sales, es decir los de cadena corta, para diferenciarlos de los de cadena larga, que si han demostrado un cierto efecto estrogénico”. La Unión Europea establece que en cosmética se puede emplear un 0,8% en el caso de mezclas de parabenos y un 0,4% en el caso de contar con un único parabeno.
Leticia Carrera los evitaría siempre en su crema diaria. “Es fácil hacerlo porque muchas firmas de cosmética ya los han eliminado de sus formulaciones. Los parabenos son conservantes derivados en su mayoría del petróleo, muy baratos y efectivos en un amplio espectro de pH, que se asocian con problemas hormonales. Los podemos detectar fácilmente en la etiqueta INCI (listado de ingredientes de los cosméticos) con nombres como metilparabeno, etilparabeno, propilparabeno, isobutilparabeno, bencilparabeno…” Y precisa que aunque la normativa europea no los considera un ingrediente prohibido, “si nos aplicamos varios cosméticos, la suma de todos puede hacer que excedamos la cantidad máxima recomendada”.
FTALATOS: UN COMPONENTE PARA FRAGANCIAS QUE NO QUEREMOS EN LA PIELDEP es el solvente más utilizado en las composiciones de fragancias. “Su uso está limitado por la Asociación Internacional de Perfumería (IFRA) pero no prohibido. Sí que existe algún ftalato prohibido, y por ese motivo por extensión se consideran todos malos”, apuntan en la SEQC.
SULFATOS: LA ESPUMA DEL CHAMPÚ NO ES TAN BUENANos lo clarifican en la SEQC: “El término sulfatos es ambiguo de por sí, pero en el contexto de los productos de higiene de piel y cabello, hace referencia a una familia de compuestos tensioactivos, los “alquil sulfatos” y “alquil éter sulfatos”, muy utilizados por su excelente poder espumante y alta capacidad detergente. Se trata de ingredientes perfectamente válidos y seguros, pero en los últimos años su uso ha ido decayendo en favor de otros tensioactivos más suaves tanto para la fibra capilar como para el cuero cabelludo”.
Nos ponemos casi 200 químicos sobre la piel todos los días
Algunos estudios contabilizan que las mujeres nos ponemos unos 168 químicos en la piel todos los días, una cifra en la que están de acuerdo en la SEQC: “Desde que nos levantamos utilizamos gel de baño, champú, acondicionador, hidratante corporal, limpiador facial, hidratante facial, crema con color y/o maquillaje, cosméticos con color (sombra de ojos, máscara de pestañas, barra de labios…), crema de manos… El término químico tiene una connotación negativa pero lo que deben conocer los consumidores es que los ingredientes de la ciencia cosmética están perfectamente regulados por una legislación marco europea, basada en datos y estudios de inocuidad. Por tanto, si los cosméticos cumplen con la ley y los utilizamos de manera indicada, podemos asegurar que son inocuos”, nos revelan.
“La normativa europea es muy estricta, así que podemos estar tranquilos respecto al uso de cosméticos y los ingredientes que contienen”, corrobora Leticia Carrera. Hace referencia al Reglamento (CE) Nº 1223/2009 que garantiza la protección de la salud, vela por la composición y el etiquetado de los productos y prohíbe los experimentos con animales. Sus anexos, nos explica esta experta, “contienen una lista de sustancias cuyo uso en los productos cosméticos está prohibido o restringido. Se prohíben algunos colorantes, conservantes y filtros ultravioleta. También veta la realización de experimentos con animales en la Unión Europea para productos acabados o ingredientes o combinaciones de ingredientes. Impide también el uso de sustancias clasificadas como carcinógenas, mutágenas o tóxicas para la reproducción. Y dispone una alta protección de la salud en caso de la utilización de nanomateriales en los productos cosméticos”. La conclusión es directa: si es europeo, es seguro.
Sin embargo, este mismo mes la OCU publicaba un estudio relacionando barras de labios de marcas muy comerciales y la presencia de sustancias que podrían ser perjudiciales en la salud (MOSH y MOAH). Poco después, la Asociación Nacional de Perfumería y Cosmética (Stanpa) aseguraba que es completamente seguro utilizarlas. Desde la SEQC están alineados con esta última opinión: “los ingredientes que estén fuera del marco de la legislación son los que debemos evitar: por ello es muy importante no utilizar productos que son imitaciones o que no tienen una marca asociada”, nos explican.
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