Fue una de las anécdotas de la noche de los Premios Oscar. Natalie Portman llegaba a la alfombra roja y su capa, con todos los nombres de las directoras olvidadas por la Academia en las nominaciones, causaba sensación. Los medios de comunicación no tardaban en ensalzar este gesto de la actriz que, sin embargo, también ha despertado una voz crítica.
La de Rose McGowan. En su Facebook. Esta ha querido subrayar que no se trata más que de un acto hipócrita y reprocha a la protagonista de ‘Cisne Negro’ que no haya hecho nada, de manera eficaz y con su trabajo, para poner remedio a esta discriminación de género tras las cámaras en Hollywood.
Tienes una productora que ha contratado exactamente a una directora: tú»
McGowan se refiere a su compañera de profesión encuadrándola en el bando de «aquellas que reciben comentarios favorables en los principales medios de comunicación por su supuesta valentía». Y añade a continuación: «¿Valentía? No, ni de lejos. Más bien se trata de una actriz representando el papel de alguien a quién le importa. Como hacen muchas de ellas».
Para Rose, el activismo de Portamn es «profundamente ofensivo para aquellas que verdaderamente hacemos el trabajo«. Unas palabras muy duras que no terminan ahí: «Natalie, has trabajado con solo dos directoras a lo largo de tu prolongada carrera -una de ellas eras tú misma. Tienes una productora que ha contratado exactamente a una directora: tú».
Culega tu capa de activista»
Para McGowan, Natalie es parte del problema, porque, explica, «apoyar falsamente a otras mujeres es el problema». Y prosigue con este texto de profunda crítica: «Las mujeres seguirán comprando los perfumes que promocionas y las películas que haces porque así piensan que están comprando algo de quién eres, pero ¿quién eres tú?». Ella misma responde a la pregunta utilizando tan solo una palabra: «fraude».
Esta termina aconsejando al foco de sus críticas a que cuelgue «su capa de activista» y «que dejes de fingir que eres algún tipo de campeona por otra cosa que no seas tú misma«. Una recomendación que no sabemos cómo se habrá tomado la destinataria de un mensaje contundente.
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