En Zara lo llaman top, en Mango polo y en nuestra casa, OBSESIÓN, ¡hola, preciosa camiseta con cuello!

Clint Eastwood (y su pelazo) en los 60. Lady Di (y su pelazo) en los 80. El Príncipe Carlos en cualquier momento de su juventud, y prácticamente cualquier miembro de la realeza europea, la española incluida, en aquella época en la que las cámaras de los medios de comunicación entraban en palacio, los príncipes y las princesas jugaban a polo o a tenis con público anónimo y la manoseada campechanía era más real o efectista que nunca. Hecha por y para la gente bien, el híbrido que inteligentemente se había apropiado de lo mejor de la camisa y de la camiseta era la prenda de paseo de los pijos, los autorizados a llevar jerseys de punto rezagados sobre los hombros, náuticos en los pies a millas de cualquier paseo marítimo o mocasines sin calcetines.

Ser y creerse moderna en 2020 implica recuperar aquello que Lacoste, de la mano de su creador René hizo su bandera: el polo. Uniforme para practicar deporte primero, cuerpo para embellecer pantalones chinos o faldas midi, después, la camiseta de manga corta con cuello y botones en la parte frontal o la camisa de manga corta de tejido sport fue escalando décadas, modas, marcas y tendencias hasta ser una de las favoritas de las chicas que un día bailaron rock, baladas y canciones pop.

© Carola de Armas

Quizás con otros patrones, y una intención más democrática y menos elitista, el polo clásico de piqué, el más holgado y fino de algodón o el de cashmere se lleva hoy con vaqueros. Lo sigue diciendo Lacoste, por supuesto, y lo confirman Zara, Mango y Massimo Dutti, que lo han incorporado a su catálogo de prendas favoritas para esta primavera pensando en aquellas que no bailaron lo suficiente en los 70, 80 y 90 y que hoy ven el polo como un top, como dice Inditex, que arregla cuando tiene que arreglar, y que reparte juego con culottes, pantalones vaqueros de tiro alto y el bajo recortado, minifaldas plisadas o incluso arriesgados shorts de punto combinados con botas cuando tiene que hacerlo.

© Carola de Armas

Cambiante, astuta y dueña de lo mejor de cada casa, la prenda que acaparó editoriales de moda (incontables), portadas de singles (The Smiths), looks de pasarela (Prada) y lookbooks de moda es más tendencia que nunca sin transmitir ya el deje de rancio abolengo que tenía entonces.

Los polos ya no son de niñas bien, sino de niñas que visten muy bien. Ligeramente suelto y perfectamente metido por dentro del vaquero, le darán vidilla a tus pantalones. A tus mocasines. A tus canciones.

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