En el mundo de las alergias no todo es tan sencillo como hacerse una prueba en el brazo o un análisis de sangre y descubrir cuál es la proteína que nos está complicando la vida en forma de moqueo, asma o lagrimeo. En ocasiones, nuestro problema con el atún solo se manifiesta tras haber acariciado a un gato o haberlo dado todo en una clase de Crossfit. Es entonces cuando el alergólogotiene que averiguar cual de todas las situaciones por las que atravesamos en el día a día ha provocado la extraña reacción que ha acabado con nosotros visitando urgencias. Y la respuesta al misterio de esa alergia extraña suele ser los cofactores de alergia.
La ecuación es la siguiente: tú eres alérgico a los frutos secos o al marisco… pero no lo sabes porque las reacciones a tu alergeno suelen ser tan leves que no le das importancia hasta que un día la ensalada con frutos secos que te has tomado a mediodía coincide con un compinche necesario (el cofactor) y activa una respuesta exagerada del sistema inmunitario que puede acabar contigo en el hospital.
Los cofactores son todos aquellos agentes (tomarse un medicamento para el dolor de cabeza, exponerse al pelo de un animal concreto, entrar en contacto con un material como el látex…) o situaciones (que haga calor, que te haya bajado la regla, que hayas hecho ejercicio intenso…) que pueden desencadenar una reacción alérgica que de otro modo no se produciría o bien potenciar una reacción alérgica ya presente pero que pasaba desapercibida o estaba bajo control.
Afortunadamente, incluso en las consultas de alergología este no es un problema que se vea muy a menudo, pero hay que sospecharlo siempre ante reacciones alérgicas cuya causa no esté bien aclarada o si una reacción ha sido anormalmente grave para el grado de sensibilización de la persona a un alergeno.
Las alergias alimentarias son las más propicias a desarrollar este complicado sistema de reacciones y es posible que una persona esté sensibilizada, por ejemplo, a la piña, pero que tolere sin problema comerla de vez en cuando en ausencia de cofactores y, sin embargo, que sufra una reacción alérgica generalizada (anafilaxia) cuando come piña y después (a veces, hasta cuatro horas después) coincide con algún cofactor.
Los cofactores más comunes son el ejercicio físico, los medicamentos antiinflamatorios no esteroideos, atravesar una situación de estrés, permanecer en ambientes calurosos o tener fiebre, ingerir alcohol y los cambios hormonales (especialmente los previos a la llegada de la regla). La lista por lo tanto de los culpables de que a veces sufras alergia y otras veces no, es larga… pero ya estás avisada.
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