Ya lo anunciamos hace meses: el término inglés brow lamination [laminado de cejas] iba a resonar en nuestra conciencia beauty. Y así ha sido. Nuestra obsesión por conseguir unas cejas a lo Brooke Shields ha creado técnicas que nunca imaginamos.
Se trata de un tratamiento para las cejas (muy similar al planchado y originado en Rusia según la revista Allure) que se ha convertido en tendencia en Instagram (el hashtag #browlamination acumula más de 150.000 publicaciones) y que está ganando terreno al mítico microblading por ser más barato e igual de eficaz en resultados. Las chicas londinenses se han hecho adictas y a nuestro país va llegando poco a poco.
No importa cuál sea el aspecto a mejorar de esta zona del rostro, la laminación es una solución rápida, fácil y no invasiva a esas cejas finas mal depiladas, irregulares o despeinadas. Además, se trabaja sobre el pelo natural de la ceja durante unos 40 minutos y es semipermanente.
¿En qué consiste el proceso? Consiste en aplicar una loción alisadora y fijadora en las cejas que peina y estira por completo el vello creando una perfección absoluta y un efecto glow irresistible como si se hubiera utilizado el clásico gel fijador para las cejas.
Esto hace que cada pelo tome la misma dirección rellenando los huequitos que faltaban y haciendo que se intesifique el color al 100%, aunque se puede aplicar también tinte si se necesita, y un poco de aceite para rehidratar la zona tras el proceso químico. Acude a un centro estético especializado para hacerlo y aseguráte de que toman todas las precauciones necesarias para que el líquido químico no dañe la fina y delicada piel de los párpados, o lo que es peor, los ojos.
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