El momento más esperado, el de la entrega del Goya de Honor a Pepa Flores, Marisol, lo protagonizaron sus hijas, que ya habían adelantado que su madre no acudiría a la ceremonia. Así fue y por esoMaría Esteve fue la encargada de decir unas palabras y contener la emoción, muy evidente tras los dos minutos de aplausos encendidos de los presentes. "Agradecida a la academia y a los compañeros, nos está viendo, no se está perdiendo ni un solo detalle en una televisión grande en un lugar tranquilo", dijo su hija mayor, fruto de su relación con Antonio Gades.
Antes, María se había saltado el guion haciendo subir a su hermana Tamara, la menos conocida de las tres que tiene Pepa Flores, a compartir ese emomento con Celia que justo antes había entonado algunos acordes de "Estando contigo", uno de los temas que hizo popular a su progenitora.
"Creedme que no es consciente de que ha hecho feliz a muchísimas personas con su trabajo. Por eso hoy, solo queremos decirte ‘querida mamá desde ese lugar tranquilo en calma que tanto te ha costado, la Academia te otorga este reconocmiento tan bonito porque, querida Pepita, este Goya de Honor es para ti". Así remataba María, también actriz, antes sus compañeros, que un día fueron los de su madre, el discurso más esperado de la noche sin que la aludida, finalmente, se presentara a la gala.
Luego, ante los periodistas, se mostraron igual de contentas y aseguraron que había sido una noche preciosa y aunque no habían podido hablar con su madre, se iban corriendo "a casa para hacérselo llegar cuanto antes".
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