Este verano acabó su andadura al frente de la Compañía Nacional de Danza, de la que fue director durante ocho años, los mismos que hacía que José Carlos Martínez había dado por acabada su etapa como bailarín. Para despedirse, volvió a la Ópera de París a estrenar Carmen, un recinto en el que inició su brillante carrera ni más ni menos que con Rudolph Nureyev. En la capital francesa empezó siendo parte del cuerpo de baile, pero pronto ascendió a solista y finalmente a bailarín estrella. Hoy, ese hombre es el encargado de coreografiar el ballet del Concierto de Año Nuevo, siendo el primer español en conseguirlo.
En París, Martínez ha sido todos los personajes a los que puede aspirar un bailarín de su talla: de la madrastra de la Cenicienta a Iván el Terrible pasando por el vampiro Nosferatu. Esa trayectoria y su labor al frente de la primera compañía nacional le han abierto las puertas a dirigir hoy el cuerpo de baile al que pone música el letón Andris Nelsons, que dirige a la Filarmónica de Viena en la 79 edición de este concierto.
Martínez es un gran conocedor de la ópera y sabe cómo colaborar con una orquesta, así que no tendrá problemas en sacar adelante las dos coreografías programadas para el Conciero de Año Nuevo de 2020. Una es el ¡Abrazaos, millones!, vals de Johann Strauss hijo llamado así por un verso de la Oda a la Alegría de Schiller, que dio lugar a la Novena Sinfonía de Beethoven. La otra pieza es Doce Contradanzas, también de Beethoven, personaje elegido por partida doble porque en 2020 se celebra el 250 aniversario de su nacimiento.
Martínez fue un dotado bailarín y es un coreógrafo sobresaliente que consiguió dotar a la Compañía Nacional de Danza –donde invitó en 2014 a la reina Sofía para que acudiera a unos ensayos con motivo del 35 aniversario del ballet– de una personalidad propia, fruto de su amplísimo bagaje artístico y profesional. Entró en un año complicado, tras el despido de Nacho Duato, que impidió que se representaran las obras que había creado durante dos décadas. Esa prohibición fue al final de siete años, pero le supuso a Martínez una entrada difícil.
Muy pendiente de todos los detalles, en esta edición del Concierto de Año Nuevo, el cartagenero cuenta con una aliada que marca la diferencia sobre las tablas: la figurinista británica Emma Ryott, artífice del vestuario de grandes óperas, como La Valquiria de Wagner, y de diversas obras de la Royal Shakespeare Company.
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