La operación de cáncer de pecho a la que se sometió la emperatriz emérita de Japón, Michiko el pasado mes de septiembre hizo saltar las alarmas sobre el estado de salud de la anciana líder. Afortunadamente, la intervención fue un éxito y el tumor de un centímetro fue extirpado sin mayores complicaciones. Los médicos consideraron innecesario someter a la anciana a tratamientos de quimioterapia o radioterapia, puesto que el riesgo de que el tumor reapareciera era muy bajo. Sin embargo, y a pesar de las buenas noticias, el estado de salud de la emérita llevaba siendo débil durante mucho tiempo y el estrés y la depresión habían pasado factura a lo largo de su vida; algo de lo que tampoco se libra su sucesora, Masako. En estos momentos, Michiko vuelve a padecer varias dolencias y su estado de salud vuelve a preocupar.
Desde que entró en la familia imperial japonesa, la princesa vivió tal presión, agravada por su condición de plebeya, que comenzó a sufrir graves episodios de estrés y depresión. Durante la década de los sesenta, Michiko llegó incluso a perder la voz durante unos siete meses, algo que los médicos achacaron al estrés. En 1993, cuando ya era emperatriz, se desmayó tras leer una noticia falsa. Desde entonces, su hija la princesa Sayako comenzó a acompañarla a todas partes y se convirtió en un punto de apoyo muy fuerte para ella. Otras afecciones que ha padecido han sido úlceras estomacales, sangrado intestinal o incluso reflujo gastroesofágico, este último causado por la excesiva presión de la faja del kimono que el protocolo le obliga a llevar.
Con motivo de la abdicación del emperador Akihito – que tuvo lugar el pasado mes de abril – y su consecuente paso a un segundo plano, se esperaba que la emperatriz se librara por fin de su estrés y mejorara su estado de salud. Sin embargo, parece que tantos años en el punto de mira resultan irreversibles y Michiko no consigue levantar cabeza. Con la edad, los achaques van siendo más graves y el pasado mes de junio la casa imperial japonesa anunciaba que la emperatriz acababa de ser diagnosticada con una anomalía en la válvula de su corazón. La respuesta de los médicos era clara: reposo y dejar descansar al corazón. El pulso irregular y el considerable riesgo de surfrir un paro cardíaco son constantes que se mantienen estables desde entonces y los sanitarios siguen intentando controlar la situación.
Como tratamientos de terapia contra el estrés, la emperatriz ha disfrutando en sus escasos ratos libres de tocar el piano, leer o recolectar la seda de los gusanos del palacio imperial. Otra de sus terapias es la de traducir poemas, pues estudió literatura en prestigiosas universidades alrededor del mundo como Oxford o Harvard.
El último anuncio de la casa imperial sobre Michiko ha vuelto a ser portador de malas noticias. Según el mismo, la mujer de Akihito tiene una salud débil desde septiembre y ha perdido peso a causa de constantes vómitos, que en ocasiones van acompañados de sangre. Desde la operación, Michiko ha estado recibiendo tratamiento hormonal, pero los médicos no consideran que este sea la causa de sus dolencias.
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