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El hambre hace mucha mella y no ganar una prueba de recompensa en Supervivientes puede convertirse en un gran problema. Igual que el reparto de la comida habitual, el reparto de este tipo de recompensas puede generar una división.
Adara ha sido una de las ganadoras del juego del lujo de este jueves junto a Raquel Arias. La recompensa era una pizza kilométrica dividida en varias porciones que tenían que elegir, pero había truco: debajo de cada porción había una tablilla en la que se podían leer mensajes del capitán Morgan. Y es que todo se dejaba al azar pudiendo perder todo o cediendo la pizza a cualquiera de los otros concursantes.
En un primer momento, Adara precisamente obtenía una tablilla de ceder su porción de pizza eligiendo a Jonan para que la disfrutara a pesar de que tenía carne. Seguidamente elegía una porción dulce que se podía quedar y una de cuatro quesos que también tenía que ceder y aunque Asraf pensaba que iba a elegirle a él porque Adara se dirigía delante del grupo para bailar con la porción, esta vez elegía a Alma, dejando a Asraf con cara de pocos amigos.
Tras ello, Adara se volvía a arriesgar eligiendo otra porción de pizza a pesar de que podía perderlo todo y preguntaba expresamente cuál no llevaba carne con el objetivo de cedérsela, si eso ponía en la tablilla, a Asraf. Sin embargo en esta ponía otra cosa: la porción se quedaba sobre la mesa.
La decisión generaba una situación muy tensa y Asraf no podía evitar mostrar su rostro hasta el suelo, algo que de lo que se daba cuenta Adara que le preguntaba al instante a su compañero en la pausa de publicidad. «No estoy enfadado contigo», se oía decir a Asraf a la vuelta en la Palapa.
«Es un momento de muchos nervios, he arriesgado mis pizzas para que me dieran más, podía perderlo todo y al final…», contestaba Adara a las preguntas de Jorge Javier Vázquez. «No es un enfado con ella sino un enfado por no comer», explicaba Asraf sentenciando que tenía hambre y simplemente le había enfadado no poder probar ningún trozo. Ante esto, Adara, entre lágrimas, se justificaba pero su compañero le repetía que no buscaba explicaciones, simplemente estaba molesto: «que no me tienes que dar explicaciones tampoco, has hecho perfectamente». Finalmente los dos amigos se fundían en un abrazo.
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