Todas en algún momento nos hemos planteado la duda existencial de cortarnos o no el flequillo. Y si por fin nos hemos decidido a dar el paso, descubriremos un nuevo universo y una serie de dificultades a las que las chicas sin flequillo no tienen que enfrentarse. En primer lugar debemos aprender el arte de dominar el peinado del flequillo, porque salimos del salón de peluquería con nuestro nuevo look perfecto, pero cuando llega el crítico momento de peinarlo por primera vez, muchas veces no sabemos cómo enfrentarnos a él. Por suerte para esto los cepillos alisadores, como este de Rita Ora suponen una gran ayuda y facilitan en gran parte la tarea.
Una vez superado este paso, lo siguiente es enfrentarse a la cruda realidad. Y es que el flequillo se compone de una serie de mechones que reposa sobre la frente, una zona que tiende a engrasarse y esta grasa es absorbida por el pelo. Por tanto, la mayor dificultad de lucir el flequillo reside en llevarlo siempre limpio, una cuestión en la que no solemos caer hasta que el tijeretazo ya es una realidad.
Más allá de lavarnos el pelo con la frecuencia adecuada -algo que definirá tu tipo de pelo y tu estilo de vida- existen algunos trucos que podemos poner en práctica para espaciar un poco más los días que limpiamos el flequillo, manteniendo esa agradable sensación de pulcritud y brillo. Tampoco debemos pasar por alto que el clima en el que vivamos también incidirá en las condiciones de nuestro pelo y, por ende, también en el aspecto de nuestro flequillo.
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