«Me sentí vulnerable y asustada». Así ha recordado Kate Moss una de las sesiones de fotos más famosas de su carrera, la que protagonizó junto al modelo Mark Wahlberg posando en topless siendo aún adolescente. Aquellas imágenes, disparadas para una campaña de Calvin Klein que vio la luz en 1992, han pasado a la historia como icónicas y símbolo de una época, pero ahora la top model ha querido aclarar cómo se sintió mientras se disparaban. Lo ha hecho durante una entrevista en el programa de la BBC Radio 4 Desert Island Discs, en la que también se ha sincerado sobre otros momentos desagradables que vivió en sus primeros años como modelo.
«Él era muy macho, y todo se trataba de él. Tenía un gran séquito y yo era solo esa modelo», ha afirmado sobre cómo fue trabajar junto a su coprotagonista en las imágenes, el modelo Mark Wahlberg. «Me sentí cosificada, vulnerable y asustada», añadió tras ser preguntada al respecto por Lauren Laverne, presentadora del programa. Moss también confesó que tuvo que tomarse Valium para sobrellevar la ansiedad que suponía enfrentarse a una campaña tan importante en la que tenía que mostrar su pecho y compartir foco con uno de los rostros masculinos más cotizados del momento. Pero no fue el único episodio incómodo que recordó la británica.
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«Tuve una experiencia horrible en un catálogo de sujetadores. Tenía solo unos 15 años y en la sesión de fotos me dijeron ‘quítate el sujetador’, y lo hice. Sentí que algo andaba mal, cogí mis cosas y me fui», evocó sobre una de sus primeras experiencias profesionales tras ser reclutada como modelo en 1988, cuando solo tenía 14 años.
Un par de años después, Moss protagonizaría una de las sesiones que la catapultaron a la fama al convertirse en portada de la revista The Face sonriendo con un penacho en la cabeza. Sin embargo, aquellas fotos en blanco y negro en las que posaba en la playa (en el interior de las páginas también aparecía en topless) tampoco fueron fáciles para ella. A pesar de ser amiga de la fotógrafa responsable de la sesión, Corinne Day, la top británica ha reconocido que la presionó para que enseñara los pechos y la hizo llorar. «Me decía ‘si no te quitas la parte de arriba no te voy a contratar para una sesión en Elle’. Fue doloroso. Yo la quería, era mi mejor amiga, pero era una persona mentirosa. Las fotografías son increíbles, así que logró lo que quería y yo sufrí por ellas, aunque al final me hicieron mucho bien. Cambiaron mi carrera».
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Durante la entrevista, la supermodelo más famosa de los noventa también habló de la polémica que la rodeó en aquel tiempo al convertirse en símbolo del heroin chic y de la glamurización de la delgadez extrema. «Creo que fui el chivo expiatorio de muchos problemas de la gente. Nunca fui anoréxica, nunca lo he sido. Nunca he consumido heroína. Estaba delgada porque no me daban de comer en las sesiones de fotos y porque siempre he sido delgada», ha asegurado. Después de aquello, ya a principios de los 2000, la modelo pasó a ser apodada como Cocaine Kate tras aparecer en el Daily Mirror consumiendo droga. «Me hizo sentir mal y enfadada, porque todo el mundo que conocía tomaba drogas. Pensé que era realmente hipócrita que se centraran en mí para intentar quitarme a mi hija», ha contado la modelo, que no llegó a perder la custodia de Lila Moss, que ahora sigue sus pasos en el mundo de la moda. Basándose en sus propias experiencias, su mejor consejo para ella es que jamás «haga nada con lo que no se sienta cómoda».
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