Nathalie Baye (‘Downton Abbey: Una nueva era’, ‘Atrápame si puedes’, ‘Lawrence Anyways’) es, a sus 74 años, una de las grandes damas del cine francés. Es una apuesta segura, una enorme actriz que suele hacer siempre interpretaciones magistrales en sus películas. No es diferente en el caso de ‘Alta Costura’, una dramedia francesa que llega a los cines españoles casi un año después de que se estrenara en su país.
Baye es el gran aliciente de esta película, el segundo largometraje dirigido por Sylvie Ohayon tras ‘Papa Was a Rolling Stone’ (2014). En Alta Costura’, según la sinopsis oficial, «Esther (Baye) es la jefa de taller de la Maison Dior y participó en su última colección de Alta Costura antes de jubilarse. Un día, Jade (Lyna Khoudri), de 20 años, le roba el bolso en el metro. Pero la joven está arrepentida de lo que ha hecho y decide devolver el bolso a su propietaria.
A pesar del incidente, a Esther le intriga el comportamiento de la joven. Está convencida de que tiene talento y le ofrece la posibilidad de incorporarse a los talleres de la Maison Dior como aprendiza. Es una oportunidad de transmitir a Jade un oficio que siempre se ha inspirado en la belleza del gesto…».
La frase clave de la película es esta: «Con estas manos, podrías hacer cosas bonitas» [en vez de ir robando bolsos por ahí, añadimos nosotros]. Como una hada madrina, la jefa de costura de la Maison Dior enseña a su nueva y rebelde pupila el arte de la confección y cómo puede ganarse la vida con un talento hasta entonces desconocido para Jade.
La película no ofrece demasiadas novedades sobre otras películas que hemos visto de aprendiz y maestra, con el tema de las segundas oportunidades de fondo, otra cinta ‘feel-good’. La maestra, una enganchada al trabajo, acaba suavizándose con su relación con la joven mientras esta aprende que no se va a ninguna parte con la pose de ‘rebelde sin causa’, a pesar de que proceda de un mundo tremendamente marginal que no nos es ajeno (ojo con los toques sociales de ‘Alta costura’).
Lo más interesante de la película no es cómo retrata esta relación, sino el elogio al concepto de la alta costura, a un estilo de confección que ya no existe y al retrato que hace del ADN de la Maison Dior: «Quería filmar a las costureras en su trabajo y mostrar que, detrás de la magnificencia, hay gente normal que hace magia», explica Ohayon.
En general, se trata de una película buena y positiva con una historia conmovedora de una nueva amistad improbable y de segundas oportunidades. Sí, muchos momentos son familiares o clichés y algunos detalles no están del todo explicados para el público. Pero, dejando esto de lado, cumple todos los requisitos que cabría esperar dada la historia y sus temas.
La banda sonora, unas agradables melodías en piano, resultan adecuadas cuando aparecen, y las interpretaciones son estupendas, aunque algunos personajes son un poco cursis y tópicos. Una película simpática dirigida a los amantes de los vestidos impresionantes. ¿No se trataba de eso?
Vía: ELLE ES
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