¿Por donde empiezo entre esta interminable colección de tenedores y cuchillos que rodean mi plato? ¿Debería llevar calcetines azules con zapatos negros? ¡Anda! ¡La reina! ¿Me arrodillo o le beso en la mano? ¿Es mejor hacer como que no la he visto?
Los temas de protocolo no son cosa fácil. En el cine, en la ópera o en una fiesta privada, cada evento tiene su propio código personal y una única oportunidad para brillar. Los modales y el buen gusto es el conjunto que nunca pasará de moda y que nunca debes dejar guardado bajo llave en el armario de tu casa.
No es apropiado ser invitado a la casa de los amigos de tu novia y comenzar a criticar junto a ella lo seca que está la carne o lo mal que están colgados los visillos. Tampoco asistir a un compromiso con cara de apio, rechazando cualquier compañía humana. Causar buena impresión no sólo depende de ir aseado y llevar correctamente colocadas las hombreras. Hay más, mucho más.
En ocasiones pensamos que recurrir al sentido común puede ser nuestro mejor aliado, pero no siempre lo más consecuente es lo más acertado. ¿Quién diría que aguantar la pamela durante toda una boda (incluso durante el momento de las copas) es una rigurosa y centenaria regla de formalidad? ¿Quién no ha revoleado el dichoso sombrero cuando suenan los primeros acordes de Last train to London en la mesa del pinchadiscos?
Si quieres saber cómo de lejos (o de cerca) estás de ser un experto en protocolo y saber estar, te ofrecemos este test rápido, de ocho sencillas preguntas, para que te diviertas mientras nos das una lección. Eso sí, con respeto y buen gusto.
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