Cuando después de dejarnos las uñas crecer durante semanas, mimándolas y dándoles forma para conseguir lucirlas tal y como queremos, ocurre un accidente y se rompe alguna de ellas, aparece la frustración. Lo cierto es que es muy fácil echar el trabajo de semanas por tierra en cualquier descuido del día a día, al intentar abrir un bote, mientras hacemos alguna tarea doméstica o por un episodio de nervios, si tendemos a morderlas.
Dejando a un lado estos accidentes, ¿qué podemos hacer para potenciar el crecimiento de las uñas de una manera saludable? Hay tres factores que debemos combatir si nuestro objetivo es conseguir unas uñas largas: el uso de productos químicos, la exfoliación demasiado abrasiva y un cuidado de las manos deficiente.
Por otro lado, también es cierto que el crecimiento puede verse afectado por determinadas patologías médicas o el estilo de vida. Y esto último es importante, porque mientras que en cuanto a la forma en la que les afectan las enfermedades podemos hacer poco, en cuanto a los hábitos de cuidado, es mucho el cambio que podemos realizar. De hecho, este tipo de pautas son la base de unas uñas sanas y sin ellas, todos los productos que empleemos para este fin resultarán irrelevantes.
Hábitos tan sencillos como usar guantes al lavar los platos o hacer trabajos de jardinería harán que notes una gran diferencia. El agua, la tierra y los productos químicos que usamos para limpiar al entrar en contacto directo con las uñas, las debilitan y las secan. También debemos tener cuidado con los productos de higiene que utilizamos, deben ser jabones suaves que no contengan surfactantes en su fórmula.
Otro gran problema a batir es morderse las uñas, una manía que muchas personas han adquirido simplemente por aburrimiento y otras asocian a episodios de nervios o ansiedad. Para ayudarnos a deshacernos de este mal hábito, existen productos que se aplican sobre la uña y llevarlos a la boca desencadenan un sabor amargo o a limón agrio.
Una vez que hemos entendido esto, podemos escalar al siguiente nivel, creando una rutina de cuidado de manos y uñas. Como ocurre cuando hablamos del cuidado del rostro, es preferible usar pocos productos y que estos sean buenos y se usen con constancia, esta el la base para ver resultados. Los expertos recomiendan invertir en tres productos, fundamentalmente: exfoliante, crema de manos y aceite.
Como exfoliantes, se pueden usar los de tipo mecánico que usamos para el rostro, ya que suelen tener un grano más fino que los corporales y respetan la delicada piel de las manos. Este producto lo debes usar una o dos veces por semana, aplicándolo con un suave masaje. Si notas que el grano daña la piel, prueba con otro de partículas más finas.
Después aplica una crema con ingredientes hidratantes que evite que las manos y las uñas se resequen y se escamen. Después finaliza aplicando el aceite para cutículas. Este se encargará de suavizar las pieles que se endurecen alrededor de las uñas y de nutrir de vitaminas el nacimiento de las mismas para que crezcan sanas y fuertes.
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