Ante la llegada de la temporada de sol, la reacción inmediata de la población, cada vez más concienciada de la peligrosidad de los rayos UV, es el uso de productos que alta protección solar, entre 30 y 50, tomando como referencia las pieles atópicas y sensibles. Una medida imprescindible para mantener la salud de la piel, pero no la única. Las últimas investigaciones apuntan a que una buena alimentación, concretamente una dieta basada en un consumo predominante de alimentos de origen vegetal, conocida como dieta plant-based, contribuye directamente en esta protección de la piel.
«Las frutas, las verduras, las legumbres y los frutos secos son alimentos con vitaminas como la C y la E, polifenoles y ácidos fenólicos que contribuyen a la defensa oxidante de la piel frente a agentes externos como la radiación solar», apunta Marina Diana Pérez, experta en nutrición y alimentación y profesora colaboradora de los Estudios de Ciencias de la Salud de la UOC. Una teoría que confirma el reciente estudio publicado en la revista Journal of the Academy of Nutrition and Dietetics(2022) que plasma esta correlación entre la ingesta de alimentos origen vegetal, aceite de oliva y legumbres con un menor impacto en la piel debido a la exposición prolongada al sol.
Asimismo, la propia experta pone el foco en los probióticos que, «además de ayudar a prevenir el fotoenvejecimiento, también pueden mejorar la función de barrera de la piel y disminuir el estrés oxidativo». Hablamos de organismos vivos que residen de manera natural en el tracto intestinal humano y que además están presentes en alimentos fermentados, como por ejemplo el yogur, el kéfir, la pasta de miso…
Más allá de la vitamina D
Los beneficios de la vitamina D en la salud de la piel son popularmente conocidos. No ocurre lo mismo con otras vitaminas como la C, E, B3 y A, también determinantes en la protección frente a los rayos UV, según ha explicado Pérez.
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