¿Recibiría el mismo trato Pamela Anderson en la actualidad?

Pelo rubio + tetas grandes = fair game (juego limpio). Si hay que aprender algo del vídeo sexual de Pamela Anderson y Tommy Lee, es más o menos eso. La historia del famoso vídeo robado, que rompió Internet en 1996, se ha convertido en una miniserie de Disney+, Pam & Tommy, protagonizada por una irreconocible Lily James en el papel de Pamela, y Sebastian Stan como su marido, el batería de Mötley Crüe, Tommy. La serie de ocho capítulos, que estará disponible esta semana, llega 25 años después de que la propia cinta viera la luz y reabre el debate sobre su legado, obligando a replantearse cómo trató el mundo a una de las estrellas del cine: Pamela Anderson.

La serie comienza con la historia de cómo esta cinta increíblemente privada, grabada en la luna de miel de la pareja en 1995, llegó a hacerse pública. Fue robada de su propia casa por un trabajador de la construcción que estaba descontento, Rand Gauthier (interpretado por Seth Rogen). Un movimiento que llegaría como respuesta al mal comportamiento de Lee, que no sólo le despide sino que no le paga unos supuestos 20.000 dólares. Su venganza fue difundir el vídeo que había robado en Internet, donde anunciaba copias en VHS de Pamela’s Hardcore Sex Tape por 59,99 dólares (unos 40 euros), enviándolas a todo el mundo.

«Estoy en el vídeo, igual que tú», dice Stan, como Tommy Lee, cuando la pareja acaba descubriendo que su vida privada se ha convertido en una película porno de acceso mundial. «No, no eres como yo», responde Pamela, interpretada Lily James, en uno de los diálogos más reveladores de la serie. Para empezar, el vídeo no se llamaba Tommy Lee’s Hardcore Sex Tape. Pamela Anderson, estrella de Baywatch y modelo de Playboy, era la protagonista y la que más iba a sentir las consecuencias de la cinta filtrada. El programa revela cómo Anderson es sexualizada abiertamente y sin reparos por sus compañeros de trabajo, los abogados, los paparazzi… incluso antes de que se publicara la cinta. Puede que fuera Lee a quien Gauthier quisiera hacer pagar, pero fue Anderson quien pagó el precio.

Cuando la pareja intentó demandar y hacer que el vídeo -propiedad robada, no lo olvidemos- fuera retirado de Internet, se les denegó de forma sorprendente. Esto puede parecernos desconcertante ahora, con nuestra concienciación y legislación contra la pornografía, pero en 1996 no era así. Tras varias demandas infructuosas, Lee y Anderson acabaron cediendo sus derechos sobre la cinta y en 1998 ya estaba a la venta en los videoclubs para adultos de todo el mundo, convirtiendo a Pamela Anderson en la «estrella porno más descargada de todos los tiempos», según el Libro Guinness de los Récords. Pamela Anderson, que quede claro, no Tommy Lee.

El hecho es que las cintas sexuales o los escándalos sexuales -cualquier cosa que implique sexo- no manchan la reputación de un hombre como lo hacen las mujeres. Pamela y Tommy discuten este punto repetidamente a lo largo de la serie. Mientras que él recibe palmadas en la espalda y choca los cinco por la longitud de su pene y la «sensualidad» de su mujer, a Pamela se le mira con ojo crítico o, en una escena insoportable, a través de la «comprensión» de la prensa, que considera que es audaz al intentar una carrera cinematográfica real en lugar de simplemente quitarse la camiseta.

El uso figurada de la mujer «caída» es tan antiguo como el tiempo y ha tenido un notable poder de permanencia a través de siglos en las costumbres sociales y sexuales. Sin embargo, parece que, por muy liberados que estemos, sigue existiendo un doble rasero. Sobre todo en el caso de las mujeres famosas, para las que parece que reservamos nuestros juicios más severos y nuestras normas más estrictas. Fíjese en cómo se sexualizó a Britney Spears y se la condenó por ello, fíjese en cómo le dimos la espalda de buena gana a innumerables celebrities, a las que se juzgó por su vida sexual de un modo que nunca se juzgó a sus compañeros. Por esta misma razón, la pareja no pudo bloquear la cinta. Los abogados y los jueces de la época dictaminaron que, dado que Anderson había posado desnuda en varias ocasiones y había sido increíblemente abierta sobre su vida sexual en los medios de comunicación, había perdido su derecho a la privacidad.

«Las putas no tienen derechos», dice Pamela en uno de los últimos episodios de la serie, y se hace eco de sus comentarios en la vida real. «Fue genial estar sentada durante las declaraciones, en las que los ancianos mostraban fotos mías desnuda en Playboy y me preguntaban por qué me importaba que el vídeo fuese público», dijo Anderson en la autobiografía de Lee, Tommyland, de 2004. «No podía soportarlo. Llegó un punto en el que no podía ir a otra declaración con estos viejos sudorosos preguntándome sobre mi vida sexual»

El movimiento sex-positivity, el surgimiento de OnlyFans o el objetivo de hacer del feminismo un espacio más inclusivo para quienes trabajan en la prostitución; todos ellos son grandes avances. Quizá en una rueda de prensa de hoy no se atreverían a preguntar a Britney por sus pechos o a Pamela Anderson por su vídeo sexual, pero ¿cuánto hemos cambiado realmente? Aunque ahora pensamos de forma diferente -al menos legalmente- sobre el porno o los desnudos filtrados, que se han convertido en un problema cada vez mayor desde la exposión de Internet o la llegada de los teléfonos inteligentes, ¿hasta dónde hemos llegado realmente en la forma de ver la sexualidad de una mujer?

Este mismo año, la joven actriz Sydney Sweeney comentó que las escenas de desnudo en la serie de culto de HBO Euphoria, han tenido un efecto en su carrera. «Estoy muy orgullosa de mi trabajo en Euphoria. Creo que fue una gran actuación. Pero nadie habla de ella porque me desnudé», dijo, en una reciente entrevista. «Hago ‘The White Lotus’ y, de repente, los críticos me prestan atención. La gente me adora. Dicen: ‘Dios mío, ¿qué es lo siguiente que va a hacer? Y yo les digo: ‘¿No habéis visto eso en Euphoria? Esto es algo que me ha molestado durante un tiempo».

En un acto que imita lo que es la vida, la estrella de Pam & Tommy, Lily James, ha tenido que defender sus escenas de sexo y su desnudez (a pesar de llevar una prótesis en el pecho) en la serie, y es algo irónico que la propia Anderson haya comentado que le parece «chocante» que la serie se haya creado sin su consentimiento. Se trata de una revelación sorprendente que demuestra que, a pesar de que la serie pretende ser una crítica a esta mentalidad de juicio, sigue prevaleciendo. Y por muy admirablemente (y con éxito) que el programa retrate la injusta violación de la pareja, también ha optado por dramatizar algunos de sus momentos más íntimos para el entretenimiento sin que ella tenga voz. Incluso ahora, ella sigue siendo tratada como fair game.

Seguiría siendo «esa mujer del vídeo sexual» de la misma manera que no lo es Tommy Lee

Durante, quizás demasiado tiempo, hemos considerado que el título de celebrity es un pase libre para la explotación, el abuso o la invasión de la privacidad. Esto es especialmente cierto en el caso de las mujeres, y más aún en el caso de las mujeres que tienen la audacia de ser mostrarse públicamente sexuales y que soportan desproporcionadamente el peso de las burlas en la red y de la sociedad. Puede que nos guste pensar que hemos dejado atrás el vídeo sexual de Pamela Anderson y Tommy Lee de 1996, pero la realidad es que aquel Internet, escenario en el que el vídeo logro viralizarse, es ahora un gigante en el que el 58% de las niñas y jóvenes sufren abusos o acoso sexual, sean o no famosas.

Entonces, si Pamela Anderson tuviera un video sexual filtrado a día de hoy, ¿se le trataría de la misma manera? Legalmente hablando, probablemente no, pero en términos de daño a la reputación, parece que no cambiaría mucho. Seguiría siendo «esa mujer del vídeo sexual» de la misma manera que no lo es Tommy Lee, que no lo es el Rick Soloman de Paris Hilton, ni el Ray J de Kim Kardashian. Puede que en 2022 estemos dando pasos positivos en materia de sexo, pero parece que la sociedad, y especialmente Internet, sigue estando rigurosamente dirigido por una mirada masculina. Puede que ya no sea 1996, pero parece que seguiremos descargando y rechazando, exigiendo y condenando el comportamiento sexual de las mujeres.

El primer episodio de «Pam & Tommy» ya está disponible en Disney+ en el Reino Unido, con más episodios semanales.

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Vía: Harper’s BAZAAR UK

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