La princesa Margarita seguía esta curiosa rutina de belleza

La familia real británica siempre ha despertado un halo de misterio en cada una de sus rutinas. Cada miembro de la realeza tiene unas costumbres diferentes y, en función de la época, la agenda de cada uno ha ido ajustándose a las circunstancias y al título que les ha sido otorgado.

Si Kate Middleton es asidua a practicar deporte diario, como el atletismo o el tenis, y Meghan Markle se declara fanática del yoga, la meditación o el reiki, generaciones anteriores tenían unas costumbres muy diferentes a las actuales. Aunque ahora se ha sabido que Isabel II cuida sus manos al detalle con diferentes cremas y bebe una media de cuatro cócteles al día -un pasadizo secreto conecta el palacio con su bar preferido-, su hermana la princesa Margarita era una visionaria y seguía una rutina «slow life» incluso más relajada -y lujosa- que la monarca.

Falleció en 2002 pero mientras estuvo en vida, a pesar de la rebeldía y el nerviosismo que la caracterizaba, pudo presumir de comenzar sus días más cerca del mediodía que de la mañana. Ella se despertaba sobre las nueve de la mañana, desayunaba en cama a la vez que escuchaba la radio y leía periódicos que todos los días apilaba en el suelo.

Tras terminar de desayunar continuaba disfrutando de esta lectura y fumaba compulsivamente cigarrillos mientras una doncella que le atendía preparaba el baño, para que lo disfrutara sobre las 11 am durante una hora completa.

A media mañana llegaba el turno para poner a punto su pelo y maquillaje en el tocador para después elegir look y seleccionar con cautela la ropa que se iba a poner ya que era muy maniática con la limpieza de sus prendas y jamás repetía una pieza que no hubiese estado lavada antes.

Una vez completado su estilismo, bajaba las escaleras para disfrutar de una copa vodka, la cita más señalada de su agenda. En este momento Margarita tan solo calentaba motores para la posterior «comida informal» que realizaba cada día con la Reina Madre, en la que el menú se completaba con cuatro recetas servidas en platos de plata, un poco de fruta, una botella de vino y diferentes quesos nativos y continentales.

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