Margarita Robles: «Nunca soñé con ser ministra de Defensa, pero lo estoy disfrutando y aprendiendo mucho»

  • Famosos españoles que han muerto por Covid-19.
  • Famosos españoles que, como Margarita Robles, son de horóscopo Escorpio.


    Ni el poder ni la política han cambiado a Margarita Robles, la actual ministra de Defensa y uno de los pilares del gobierno de Pedro Sánchez. Mujer acostumbrada a los retos, los afronta sin perder las formas porque tras su aspecto de persona dialogante, se esconde una fuerte personalidad, resistente a las inclemencias de los tiempos que le ha tocado vivir, tanto en la judicatura como en la política, de los que ha salido reforzada. Robles se ha convertido en una de las ministras mejor valoradas de los gobiernos de Pedro Sánchez, no sólo por su trabajo, también por su buena relación con quienes no comparten su ideología, como ha demostrado en estos dos últimos años, enfrentándose a situaciones límite como la pandemia, la evacuación de los españoles en Afganistán, y la erupción del volcán en La Palma.

    ¿Cómo imaginar que viviríamos tantas catástrofes en tan poco tiempo?
    Nadie podía pensar lo que ha ocurrido, para mí personalmente ha sido una experiencia muy enriquecedora.

    «En situaciones extremas, sale lo mejor de las personas»

    ¿Políticamente también?
    Sí, porque me ha permitido conocer a los hombres y mujeres que componen las Fuerzas Armadas, que han demostrado lo valientes y generosos que son acudiendo a aquellos sitios donde más se les necesitaba: a las residencias de ancianos, lavando cadáveres, ayudando a los menores en Ceuta, y la evacuación de Afganistán…

    Actitudes que se aprecian más en la adversidad.
    Porque vivimos muy rápido el día a día y así es muy difícil que nos detengamos a pensar en lo que está ocurriendo a nuestro alrededor. Y en estos dos últimos años se han acumulado tal cantidad de situaciones extremas, que nos han hecho reflexionar sobre la vulnerabilidad del ser humano. Momentos en los que sale lo mejor de las personas.

    Personalmente, ¿cómo vivió la pandemia?
    Tuve suerte de no coger el Covid, aunque sí mi equipo, y lo viví muy preocupada porque cada día las noticias que teníamos eran terribles por cómo evolucionaba la enfermedad y el número de muertos, que nos obligaba a tomar decisiones muy serias.

    ¿El confinamiento fue la más difícil?
    Sí, porque el Presidente y los miembros del gobierno, tuvimos que tomar decisiones duras. Y se hizo todo lo que se podía hacer y personalmente me siento muy orgullosa de haber formado parte de este gobierno en un momento histórico. Es muy fácil criticar desde fuera, pero cuando te dicen que las UCIS están saturadas y que, si no tomas una decisión, en este caso el Estado de Alarma, el número de muertos puede ser terrible, esa es una responsabilidad que hubo que asumir y se hizo.

    «Me ha dolido que se haya utilizado la pandemia como un instrumento de confrontación política»

    ¿Se podría haber hecho mejor?
    El tiempo pondrá las cosas en su sitio. Para mí, salir a la calle, verlas vacías, ver el dolor de las personas que estaban solas en las residencias, aquellas visitas al Palacio del hielo, viendo los cadáveres de la gente, fue una época muy dura, pero a la vez, me sentía muy orgullosa del comportamiento de los españoles.

    ¿Cree que hemos aprendido algo?
    Quiero que nos quedemos con lo mejor, con ese trabajo de la sociedad española, de los sanitarios, de los profesionales del transporte, de tanta y tanta gente como hizo posible que saliéramos adelante. No voy a negar que me ha dolido que se haya utilizado la pandemia como un instrumento de confrontación política.

    ¿Esperaba más colaboración por parte de la oposición?
    Sí, porque con la confrontación política demostramos no estar a la altura de lo que nos exige la realidad. A mí me gustaría que nos quedáramos con esa España que cuando uno sufre, sufrimos todos porque hay mucha solidaridad.

    No ha sido así.
    Lo digo porque he tenido oportunidad de hablar con muchísima gente, en momentos muy difíciles y he visto la grandeza de los hombres y mujeres de las Fuerzas Armadas, muchos de los cuales renunciaron a sus vacaciones para ir a desinfectar residencias, lavar a los muertos…

    ¿Hay que tener un talante especial para pertenecer a las Fuerzas Armadas?
    Aparte de la condición física, hace falta tener valores como los tienen los sanitarios o los maestros. Yo vengo del mundo de la judicatura, y toda mi vida he tratado de aplicar lo que creía que era más justo, pero en el caso de las Fuerzas Armadas el servicio a España está en su ADN.

    Valores que deberían calar en la clase política.
    Otra cosa que he aprendido es que en los momentos duros y difíciles las palabras sirven poco.

    «Las personas que únicamente se dedican a dar consejos, a criticar a los demás, tienen mi respeto, pero no mi admiración»

    ¿Por qué?
    Porque más que las palabras importan los hechos. Yo he aprendido a respetar a todo el mundo, pero las personas que únicamente se dedican a dar consejos, a criticar a los demás, tienen mi respeto, pero no mi admiración.

    ¿A quién admira Margarita Robles?
    A los que hablan poco y trabajan mucho.

    ¿Por qué la edad está tan mal vista?
    Esta sociedad tiene que reflexionar porque por razones evidentes la sociedad va envejeciendo, hay una natalidad muy baja y la media de vida es muy alta, y por lo tanto hay que hacer un replanteamiento del tema de las residencias.

    ¿Qué debería cambiar?
    Hay que hacer una evaluación del futuro que queremos para nuestros mayores. No es fácil porque hay personas que no tienen medios ni la casa en condiciones, y personas que por enfermedad no pueden quedarse en las suyas, un tema que conozco bien.

    ¿Por alguna razón?
    Yo he vivido personalmente el proceso de mi madre, quien durante cinco años tuvo una demencia muy profunda. Por suerte era una persona muy pacífica, pero hay gente que no lo es, aun así, no podemos mirar para otro lado. Los jóvenes son el futuro, pero con los mayores tenemos una deuda muy grande.

    ¿Cómo ha vivido la evacuación de los españoles de Afganistán?
    Con angustia y dolor porque, aunque sabíamos que las tropas se iban a retirar, todo se precipitó. Y nos encontramos de repente con los talibanes en Kabul y lo que eso significaba, ya que eran muchas las personas que habían trabajado con nosotros, a los que no podíamos abandonar. Tampoco podíamos olvidar a los 102 militares españoles que han muerto en Afganistán, con los que tenemos una deuda y la obligación de decir que su lucha no ha sido en vano.

    ¿Salvar vidas era lo prioritario?
    Por supuesto, por eso una vez más tengo que agradecer el gran trabajo que hicieron nuestros diplomáticos, los GEOS, los cuerpos de policía, los miembros del Ejército del Aire, los pilotos y el escuadrón de apoyo al despliegue aéreo, que se movilizaron con la generosidad de siempre. En unas condiciones durísimas, salimos para traer a 500 personas y trajimos a 2.000. Ha sido una misión humanitaria sin precedentes.

    «Emocionaba ver a niños muy pequeños que llegaban con sus familias y unas bolsitas mínimas desde Kabul»

    Psicológicamente, ¿cómo se encontraban quienes dejaron su vida atrás?
    Emocionaba ver a niños muy pequeños que llegaban con sus familias y unas bolsitas mínimas, agotados del viaje, portando la bandera española para que se les identificara en el aeropuerto de Kabul. La Cruz Roja ha hecho un gran trabajo, y el personal del Ministerio de Inclusión.

    ¿Y ahora qué?
    Ahora tenemos la obligación de no olvidarnos de ellos, permitir que en España tengan una vida mejor. Me impresionó mucho la historia de una mujer que no quería venir porque su madre era mayor, y fue ella quien le animó a subir al avión. Hay tantas historias entrañables…

    Historias humanas que viven en La Palma.
    Así es. Me contaban cómo reaccionó una señora a la que dieron unos minutos para que recogiera lo más urgente de su casa, y les dijo: como la casa está tan sucia tengo que limpiarla antes de irme. Imagínate. Es muy duro y nos estamos volcando con ellos, y lo vamos a seguir haciendo.

    ¿Qué debe tener el buen político?
    Humanidad y cercanía: en la gestión se pueden cometer errores, pero no pasa nada si tienes humanidad y cercanía con la gente.

    ¿Qué le diría a Pablo Casado?
    A Casado le diría que deberíamos estar todos unidos en momentos tan difíciles como los que estamos viviendo. Dejar aparte los errores para construir una sociedad mejor.

    ¿Cómo es Margarita Robles?
    Soy resistente, muy estricta, pero al mismo tiempo trato de empatizar con las personas, porque la vida ya es suficientemente dura.

    ¿Algo de lo que se arrepienta?
    No, porque pienso mucho todo lo que hago. Sólo intento cumplir con mi obligación. Y como me exijo mucho, a veces demasiado, lo que tengo que hacer lo hago en cada momento de mi vida, sin pensar en las dificultades.

    ¿Hay vida fuera de la política?
    Por supuesto, yo cuando salgo del Ministerio, y llego a mi casa, soy como cualquier otra persona, salgo con mis amigos, viajo, me gusta conocer otras gentes de otras regiones, porque tenemos cabida en el mundo.

    Entrevista realizada en el Ministerio de Defensa. Paseo de la Castellana, 109. Madrid

    Mi foto favorita

    «Me gusta esta foto en la que estoy dando la bienvenida a una familia de afganos. Me emocionó verla con un pañuelo con la bandera de España».

    ¿Quién es Margarita Robles?

    Nació en León, el 10 de noviembre de 1956. Hija de abogado, estudió en las Teresianas de esa ciudad.

    Trayectoria A los 12 años se trasladó a Barcelona, donde estudió Derecho e ingresó en la Carrera judicial. Fue la primera mujer que presidió una sala de lo Contencioso-administrativo, la primera en presidir la Audiencia de Barcelona y la tercera en llegar al Tribunal Supremo. Fue Secretaria de Estado de Interior durante los gobiernos de Felipe González. Desde el 2004 al 2016, ha sido Magistrada en la Sala Tercera del Tribunal Supremo. Desde 2008 a diciembre de 2013 fue vocal del CGPJ a propuesta del PSOE. Pertenece a la asociación progresista de Jueces para la Democracia. Vuelve a la política en las listas del PSOE por Madrid en 2016. Deja el escaño en 2018 para ser ministra de Defensa en el primer Gobierno de Pedro Sánchez. En 2019, concurre a las elecciones generales encabezando la lista por Ávila y abandona su escaño en 2020 para centrarse en su Ministerio. En 2013, le conceden la Gran Cruz de la Orden de San Raimundo de Peñafort.

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