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Nuevo varapalo personal para María Teresa Campos. Tras el paso de su expareja, Edmundo Arrocet, por ‘Secret Story’, donde el humorista desveló algunas intimidades de su relación con la presentadora, ahora la malagueña se enfrenta a un nuevo disgusto con su casa. La presentadora estaba feliz porque por fin ha conseguido vender su casoplón de la lujosa urbanización Molino de la Hoz de Las Rozas (Madrid) y, aunque aún no se ha firmado la venta, los interesados ya han pagado 100.000 € del contrato de arras. Además, se mudaba «al mejor sitio del mundo» junto a su hija Terelu, tal y como confirmó a Federico Jiménez Losantos en ESRadio, pero ahora sus planes se han venido abajo y parece que finalmente madre e hija no van a poder compartir edificio.
La presentadora se mostró muy ilusionada durante esta entrevista de radio e incluso contó que ya estaba midiendo las habitaciones del que iba a ser su nuevo hogar para ver qué muebles podía llevar y de cuáles se tendría que desprender, pero ahora el propietario del piso que tenía apalabrado se ha echado atrás y las negociaciones estarían prácticamente rotas. ¿El motivo? La presión de los vecinos.
Al parecer, según publica Informalia, los vecinos no estarían muy contentos de tener más vecinas famosas y creen que con una Campos en la urbanización es suficiente. El problema es que el tiempo corre en contra de María Teresa porque la fecha para cerrar la venta de su casa está fijada para finales de octubre por lo que no tendría mucho tiempo para buscar un nuevo hogar.
Ella no es la única famosa que ha pasado por esta situación, Kiko Matamoros también lo ha sufrido en primera persona. «A mí me paso cuando me separé, me fui a vivir a un hotel y justo al lado había una casa que me encajaba. Estaba encantado y los dueños también pero el segundo día al ir a medir para comprar muebles y demás nos siguieron los paparazzi, la presidenta de la comunidad llamó al propietario, le diría que les íbamos a jorobar la vida, ellos quieren intimidad, y se echó para atrás. Me parece lógico», confesó el colaborador de ‘Sálvame’, que finalmente se mudó a un piso en el centro de Madrid con su pareja, la modelo Marta López.
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