El anuncio del fichaje de Antonio Miguel Carmona (Madrid, 1963) como nuevo vicepresidente de Iberdrola España ha levantado ampollas entre los socios del Gobierno, desde Unidas Podemos hasta el propio PSOE. Es cierto que Carmona llevaba dos años retirado de la política y no tenía cargos orgánicos en el partido, pero que un socialista se convierta en ejecutivo de una de las eléctricas en plena crisis energética (con la luz superando otra vez los 200 euros por MWh en el mercado mayorista) ha generado bastantes críticas.
Y eso que Carmona nunca se definió como político. Ni siquiera en el momento de máxima visibilidad de su carrera, en 2015, cuando se convirtió en el rostro visible del socialismo madrileño para asaltar la Alcaldía de Madrid en medio de aquel ciclón llamado Manuela Carmena. "No soy político", nos contaba entonces en una entrevista, "soy profesor de Economía, que es mi auténtica actividad profesional. Mi compromiso político me lleva a desempeñar puestos y asumir responsabilidades, pero nunca a convertirlo en mi profesión".
Puestos y responsabilidades que abandonó en 2019, con una carta abierta a los responsables autonómicos y nacionales del partido, y que empezaron en 1999, cuando se convirtió por primera vez en diputado autonómico por Madrid. En un momento delicado para él: acababa de dejar una relación de 10 años con Marisol Sánchez, "más que mi pareja. Mi amiga, mi apoyo, mi alma", como escribió en redes cuando se despidió tras el fallecimiento de esa expareja en 2020:
Sin embargo, antes de acabar esa primera legislatura como diputado, en 2003 (no volvería a la política activa hasta 2011), su vida personal había dado más vuelcos: conoció de nuevo el amor, se casó en 2001 y fue padre por primera vez poco después. Aquel matrimonio acabó en divorcio, pero tuvo tres hijas, de 19, 17 y 16 años. Confesaba en su época de candidato municipal que no tenía prisa por volver a casarse. Aunque desde principios de 2020 se le atribuye una relación bastante firme con una actriz y modelo a la que habría conocido en la Pasarela Cibeles unos años antes.
Si su vida personal ha tenido varios capítulos, la profesional y política es casi inabarcable: el doctor y profesor de Economía (actualmente en la San Pablo CEU) ha sido periodista, empresario, oficial del Ejército del Aire (y fanático civil de las avionetas), y miembro de la Ejecutiva Federal del PSOE. Apasionado de las nuevas tecnologías (ha escrito artículos sobre robótica y es firme defensor del advenimiento de la singularidad tecnológica, cuando las máquinas nos superen) y la Historia por igual, Carmona se convirtió en figura nacional al proponer el regreso de las naumaquias –reproducción de batallas navales–a España, 250 años después de su desaparición. Al Retiro, en concreto.
Su estrella en el PSOE se difuminó tras los resultados electorales de 2015, aparte de por sus apoyos a figuras caídas en desgracia frente al sanchismo, como Tomás Gómez en el ámbito madrileño y Susana Díaz en el nacional. Tras renunciar a las listas madrileñas en las elecciones de 2019 y su retirada de la política, se convirtió en una figura incómoda para el PSOE de Sánchez, al que criticó en varias ocasiones. Incluso con ese contexto, su salto del socialismo a las grandes eléctricas se ha visto como el enésimo ejemplo de las "puertas giratorias" y ha causado malestar en las filas del partido donde todavía era militante de base".
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