Jerez de la Frontera se viste de gala este sábado para acoger la boda que unirá a Claudia Ortiz y José Entrecanales. La hija de Bertín Osborne y Sandra Domecq y el hijo de José Manuel Entrecanales, presidente ejecutivo de Acciona, y María Carrión, se darán el ‘sí, quiero’ en la iglesia de San Miguel, la misma en la que se casaron los padres de ella y sus dos hermanas mayores, Alejandra y Eugenia. Muchos serán los rostros conocidos que asistan como invitados y algunas amigas íntimas de la novia atraerán todas las miradas por su elegancia. Será el caso de la modelo Alejandra Domínguez Gila, la diseñadora Blanca Astolfi o Lulu Figueroa (35), prima y una de las mejores amigas desde que era una niña de Claudia.
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La apasionante historia de su abuela paterna
La prima materna de la novia es hija de Álvaro de Figueroa Griffith, actual conde de Romanones, y de Lucila Domecq y Williams, hermana de la fallecida Sandra Domecq. Sus abuelos paternos fueron Luis de Figueroa y Pérez de Guzmán el Bueno, conde de Romanones e ingeniero industrial, y la neoyorquina Aline Griffith Dexter, licenciada en Literatura, Historia y Periodismo, doctora Honoris Causa por la Universidad Mt. St. Vicent y socia fundadora del Spanish Institute de Nueva York. La historia de la condesa de Romanones es casi de película. Mientras trabajaba como modelo en Estados Unidos fue reclutada por la OSS (la Oficina de Servicios Estratégicos de EEUU, lo que luego sería la CIA) y enviada a España durante la Segunda Guerra Mundial.
Según el libro Hermandad de espías de Elizabeth McIntosh, Aline comenzó a trabajar en Madrid en 1941 como secretaria a cargo del envío y recepción de mensajes cifrados y luego en lo que se conocían como ‘salas X2’ donde se descifraban los vitales mensajes encriptados que se enviaban entre las fuerzas aliadas durante el momento más tenso de la Segunda Guerra. Además, la norteamericana estaba, según el libro, “a cargo de una pequeña red de espías que cumplían la función de monitorear al secretario privado de un influyente ministro español de la era, parte del círculo social del General Franco con lazos a la Alemania Nazi”.
Tras su matrimonio en 1947 con el entonces conde de Quintanilla, Aline se convirtió en un miembro destacado de la jet set española, fue musa de los diseñadores Balenciaga y Pertegaz, y vivió a caballo entre Nueva York, Madrid y su finca cacereña llamada Pascualete. Sus fiestas eran célebres por sus invitados de renombre internacional como Jackie Kennedy, Ronald Reagan, la duquesa de Alba o Wallis Simpson, entre otros. La condesa de Romanones fue madrina de Antonio, el hijo de Lola Flores.
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Lleva el arte en su ADN
Los padres de Lulu se casaron en 1974 en Jerez de la Frontera y antes de que llegara ella tuvieron cuatro hijos: Cristina (45), que es profesora en la Universidad Rey Juan Carlos y está casada con José Díaz-Guardamino; Carla (43), que ha tenido algunos locales en Madrid y es pintora, y Álvaro (41), casado con Cristina Castellanos de Diego. El menor de los cinco hermanos es Alonso, de 32 años.
La vida de Lulu, diminutivo de Lucila, siempre estuvo rodeada de glamour pero también de las tradiciones jerezanas, tierra a la que le encanta ir de vacaciones cada verano. Allí pasó gran parte de su infancia jugando con sus primas, las hijas de Sandra Domecq y Bertín Osborne, con las que mantiene una relación muy estrecha. El dibujo y el arte han formado parte desde su infancia, ya que su bisabuela fue Marie Dexter, pintora impresionista estadounidense, su tío es Christian Domecq, cuya obra ha sido expuesta en el Museo Reina Sofía y también su madre y su hermana Carla pintan. Empezó a dibujar siendo aún una niña y luego estudió Historia del Arte en la Universidad Complutense (aunque siempre quiso hacer Bellas Artes, pero tuvo miedo de que no la cogieran en el examen de ingreso), aunque cuenta que su sensibilidad la ha hecho ser autodidacta a la hora de pintar.
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Lulu pronto comenzó a ser observada por la prensa como heredera de la elegancia de su abuela Aline, pero ella siempre ha huido de esa etiqueta de it girl o influencer y lo que realmente le gusta es la pintura. Su gran inspiración es la naturaleza (su obra está llena de flores y de imágenes de sus perros Molly y Lora) y es admiradora de artistas como Georgia O’Keeffe (estadounidense y conocida por sus pinturas de flores, rascacielos de Nueva York y paisajes de Nuevo México) y Klimt. Antes de cumplir los 30, la joven artista recibió una beca de la Fundación Museo del Prado y expuso su obra en la Galería Marlborough de Madrid.
Nunca ha querido usar su apellido para crecer en su profesión y dice que de su abuela Aline aprendió a trabajar duro y a ser una mujer hecha a sí misma. “No rechazo ni mis orígenes ni nada que tenga que ver con el ámbito aristocrático, pero me da igual que las personas posean un título o no. Ninguna de mis amigas íntimas forma parte de la nobleza”, afirmaba en El Mundo en 2014. Su estilo boho chic y su elegancia innata la han llevado también a tener un blog de moda y ha colaborado con diferentes marcas como embajadora.
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Una boda agridulce
Lulu ha formado una familia junto a Adrián Saavedra. Antropólogo e historiador de formación, el marido de la artista ha sido también jugador de póker y ha puesto música a algunas de las exposiciones de su mujer. También se dedica al mundo de la nutrición. Después de dos años viviendo en una casa frente al mar en el Algarve portugués, la pareja se instaló definitivamente en Madrid. El 3 de septiembre de 2016, Lulu y Adrián se casaron en Jerez de la Frontera, donde este fin de semana lo hará su prima Claudia Osborne (que fue una de sus damas de honor de Lulu junto a su hermana Ana Cristina Portillo). Su ceremonia fue un tanto agridulce ya que no contó con la presencia de su padre, que meses antes había sufrido un ictus, ni de su abuela Aline debido a su delicado estado de salud por su avanzada edad (entonces tenía 93 años).
Para el día más especial, Lulu eligió un vestido nupcial con falda de capas y cuerpo de manga corta en tul y aplicaciones florales en color rosa de la firma Navascues y zapatos de Lei É, y Suárez diseñó para ella una joya personalizada, un earcuff con forma de estrella fugaz en oro blanco y con zafiros rosas de Madagascar. Además, llevaba un original ramo de buganvillas. El convite (para el que Lulu se cambió de vestido y se puso otro de Moisés Nieto) lo celebraron en una finca familiar y el banquete fue servido por Alonso Catering.
Veggie y lectora de novelas clásicas
La pareja mostraba poco después su intención de ampliar la familia pero no fue hasta febrero de 2019 cuando nació su primer hijo Ciro. El pasado 18 de julio venía al mundo su segundo vástago, el pequeño Lucio. La familia vive en el campo, donde Lulu encuentra la inspiración para sus obras, y veranea en Jerez cada año. El matrimonio es amante de los animales y ambos son vegetarianos. La artista cuenta que empezó a interesarse por el veganismo después de leer Comer carne, de Jonathan Safran Foer. Para desconectar, a la aristócrata le gusta escuchar música clásica pero también otra más contemporánea como la de Pearl Jam. Toca el piano y la lectura forma parte de su día a día (entre sus libros favoritos se encuentran Rojo y Negro de Stendhal o El Perfume de Süskind).
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