QUÉ HA PASADO
• Cihan se alía con Füsun.
• Hazar descubre que Dilsah está viva.
• Firat es dueño del palacio.
Al enterarse de que su madre está viva, Miran corre a su encuentro, sin imaginar que ella se niega a aceptar su existencia. “Os engañaron. Mi hijo murió, me lo dijo ella, y yo misma vi su tumba”, asegura sin poder contener las lágrimas. Consciente del gran daño que ha provocado su abuela Azize, el joven se niega a perdonarla.
Para conseguirlo, la señora no ve otra solución que expiar sus culpas delante de todo el pueblo. “¡He lastimado a mis seres queridos, les he engañado con mentiras y ahora moriré por ello!”, grita apuntándose con una pistola en medio de la plaza. Es Reyyan quien lo impide: “No es tan fácil, Azize. Debes pagar por tus pecados en vida”. Gönül se apiada de su abuela, pero no puede impedir que se marche. Horas después, en el palacio, la muchacha se consuela en brazos de Azat. Ambos se sienten atraídos y están a punto de besarse.
Hazar discute una vez más con Zehra
Yaren y Harun consuman su matrimonio, en lo que parece una felicidad total para los dos. Pero el momento se ve repentinamente interrumpido. “Mamá, ya somos una pareja de verdad y yo me voy a convertir en la señora del palacio Aslanbey”, cuenta la chica a Handan por teléfono, sin saber que su marido la escucha. “¡Ahora mismo regresas a tu casa!”, la increpa enojado, poco antes de que una fuerte discusión entre ellos acabe fatídicamente con su vida.
Azize exige a Mahmut cavar su propia tumba, algo que de nuevo impide Reyyan. “Vuelve a ser Ayse, arregla las cosas y haz que Dilsah reconozca a su hijo”, le pide la chica, llevándola consigo a la mansión, ante el enfado de Hazar, que también ha discutido con Zehra.
Pese al intento de Azize, la madre de Miran sigue sin querer ver la realidad. “Vamos al cementerio, allí comprobarás con tus propios ojos que tu hijo no está enterrado”, decide por fin el chico. Pero Füsun los espera escondida y, al conocer la muerte de Harun, vierte su ira contra ellos.
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