En 1964 The New York Times hablaba con entusiasmo de una modelo española “que se cambiaba tan rápido de ropa que siempre estaba sobre la pasarela”. “Nadie sospechaba que se trataba de dos personas: mi hermana gemela Ana María y yo”, recuerda Naty Abascal(Sevilla, 1943). Fue precisamente ese desfile de Elio Berhanyer en la Feria Mundial el que marcaría un antes y un después en su vida. A partir de entonces, Naty daría todos los pasos necesarios para convertirse en un icono.
“Poco después Richard Avedon —a quien se refiere cariñosamente como Dick— nos fotografió con Elizabeth Taylor y la bailarina Maya Plisétskaya. ¡Imagínese que comienzo!”, evoca. “Al poco tiempo Dick decidió viajar a Ibiza… ¡Ibiza en 1964! ¡El paraíso perdido! Allí nos convirtió en dos mujeres exóticas, misteriosas, jugando a las cartas en la playa, fumando en boquilla y acompañadas de un enigmático brasileño vestido con una túnica con capucha. Siempre me recordará a esa escena de El séptimo sello de Ingmar Bergman en la que la muerte habla con Max von Sydow, solo que nuestro brasileño no llevaba guadaña sino una belleza que te dejaba sin aliento. Eso era trabajar con Avedon”, cuenta Abascal, historia viva de la moda hasta el punto de merecer una exposición en el Museo Jumex de México.
La muestra, organizada hace un par de años por su amigo Eugenio López, es el germen de Naty Abascal: The Eternal Muse Inspiring Fashion Designers, el libro que le acaba de dedicar Rizzoli. En sus páginas queda patente que Naty ha sido la musa de modistas como Valentino, autor del vestido que llevó a la boda de su hijo Rafael, duque de Feria. “Naty, hasta los lazos del pelo son alta costura’, me decía”. O de Óscar de la Renta, de quien atesora un vestido de seda amarilla con bordados en el cuello, “una pieza muy sencilla de una de sus primeras colecciones de los sesenta. ¡Dios mío, lo que habré bailado y lo que me habré divertido dentro de ese traje! Lo han reparado pacientemente unas cuantas veces, porque la alta costura es tan fascinante como delicada. Pero un traje es eso: lo que ha vivido contigo”, dice Naty, que no se permite caer en la nostalgia. “El pasado nos hace más maduros, más resistentes, nos reafirma en nuestros aciertos y nos enseña a aprender de los errores. Pero lo que aún no hemos vivido, lo que la vida nos depara… ¡Eso es lo mejor!
Volviendo al título de su libro: ¿quién es, ensuopinión,elprimerdiseñador a quien inspiró,y elúltimoal que continua haciéndolo?
Mi carrera en el mundo de la moda arranca con Óscar de la Renta y Valentino. Los dos forman el círculo perfecto de mi vida. Dentro de ese círculo hay muchos otros nombres, nosolodiseñadores: fotógrafos, estilistas, decoradores, arquitectos,pintores… Creo que la inspiración esun viaje de ida y vuelta,unasimbiosis en la que todos participamos e intercambiamos ideas, energía, emociones… La lista es muy larga.
Delomucho que ha cambiado el sector en losúltimos tiempos,¿quéesloque menos legusta y,por elcontrario, lo que más?
Si no megustase la moda,no podría trabajar en ella. Siempre intento ver su parte positiva: la creatividad, la energía, cómo las nuevas
generaciones interpretan, a través de lavestimenta, su momento vital, el mundo que vivimos. Esta claro que hace 50 años la moda era otra cosa, en algunos aspectos más amable. Y llevábamos otro tipo de vida. Entonces, te cambiabas tres veces al día. Hoy, sales de casa al alba con un bolso grande lleno de accesorios, un par de zapatos de tacón por si acaso, un clutch, eres como un lienzo en blanco al que vas añadiendo cosas a medida que va transcurriendo la jornada. Me gusta menos que se hayan perdido ciertas tradiciones, y que la cultura de la calidad luche por sobrevivir ante el consumo desenfrenado. La ropa de usar y tirar no nos trae ningún beneficio, al contrario. Hay que consumir y producir menos,ser respetuosos con elplaneta y con los trabajadores, que a veces sufren condicionesinaceptables. Y humanizar nuestra industria.
¿Quéconsejo le daría a alguien que quiere seguir sus pasos?
Que tenga paciencia. Queobserve, aprenda, sea humilde y tenga muy claro en qué mundoentra. La moda no perdona, y olvida rápido a laspersonas. Lamoda exige muchos sacrificios, lamoda no tienehorarios,la moda te obliga a marcar prioridades en tu vida yuno delos mayores sacrificios que exige eslafamilia,porque no siempre puedes dedicarle todo el tiempo que querrías. Pero poderimaginar, crear,compartir tus ideas con el mundo es un reto fascinante. Lacreatividad te mantiene vivo, teincitaa seguir descubriendo cosas. Yo no lo cambiaría por nada.
Delos numerosos desfiles que ha tenido ocasión de disfrutar, ¿alguno le resulta especialmente memorable?
Eldesfile dedespedida deChristian Lacroix y elúltimodeValentino.Dos momentos memorables…E inolvidables. Cuando Christianhizosuultimacolección, con losrestos de tejidos que tenía en su atelier,demostró que el talento no tiene nada que ver con los recursoseconómicos. Fue emocionante. Lo mismo Valentino.Cuando salióa saludar nos pusimos en piey le aplaudimos durante minutos.Nadie quería que esemomento terminase. Conellos se cerró un capítulodelahistoriadelamoda.
Valentino parece especialmente perfeccionista y exigente, ¿cómo leconquistó? ¿Cuáles el secreto de su amistad?
Nos conocimos enNueva York en 1965, si no recuerdo mal. Empezamos a ir juntos a exposiciones, museos, cenas… Enseguida hicimos clicky empecé a desfilar paraél. Desde entonces hemos sido inseparables. Creo que lo que nos sedujo a ambos fue la curiosidad. La pasión.Valentino es unapersona extremadamente refinada, culta, perfeccionista hastaniveles insospechados. Todo alrededor suyo respira perfección sin esfuerzo. Delos detallesmásinsignificantesa la obra de arte más espectacular. He aprendidomuchas cosasgracias a él, y
creo que, por miparte,le he dado esacapacidad mía de vivirtodo desdelapasión, lacuriosidad, elentusiasmo, la alegría. Nos complementamos a la perfección.
Elotrodía la vi de lejos, cruzando la Castellana, con un abrigo amarillo. ¿Es loque nos recomienda ahora, vestir de colores alegres?
Siempre heamado elcolor,raravez mevisto denegro. El color siempre te levantael ánimo, sobre todo en tiempos difíciles.Nohay que tener miedo a usarlo. Seguramente ese abrigo era uno quemeregalóÓscar deLaRenta un díaenParís.Depronto, empezóa hacer unfrio terrible y,sin pensarlo dosveces,mesubió a su showroom y medijo: “escoge algo para taparte,¡no temeresfríes!” Y salí cubiertaenesa belleza de chaquetón al que se refiere.
Volviendo a sus comienzos, en el Nueva York de finales de los 60. ¿Ha visto la serie sobre Halston? ¿Qué recuerdos guarda del diseñador?Halston supo concentrar en pocos años toda la energía y el glamour de la Nueva York de los míticos 70. Un período que cambió para siempre la moda.
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