La bicicleta de la princesa Diana sale a subasta

Una bicicleta que acompañó a la princesa Diana en algunos de sus mejores momentos antes de formar parte de la familia real británica se subastará este mes en la firma Burstow & Hewett, por un precio de salida que se estima que rozará las 20.000 libras esterlinas. Se trata de una bicicleta de color azul de tres marchas de la marca Raleigh, una de las casas más antiguas del mundo. Fue fabricada en los años 70 y era habitual verla con ella por Londres antes de su matrimonio con el príncipe Carlos en 1981, sobre todo en su camino hacia el trabajo. Diana era entonces ayudante en la escuela infantil Young England Kindergarten, en Pimlico (Londres). Por aquella época ya habían anunciado su compromiso y las cámaras la perseguían por todas partes.

De alguna manera, esta bicicleta actuó para Diana como una metáfora de todo aquello a lo que tuvo que renunciar para formar parte de la casa real por antonomasia. Por entonces, la familia real británica le aconsejó que dejase de utilizarla, puesto que consideraban que no era un medio de transporte adecuado para alguien a punto de casarse con el heredero al trono. Diana no tuvo más remedio que deshacerse de ella, y se la vendió a Gerald Stonehill, un amigo de su padre. Lo hizo en 1981, el año de su boda. El nuevo propietario no la utilizó, sino que la mantuvo almacenada en su garaje durante 27 años, hasta que la vendió en 2008 por 211 libras esterlinas. Fue vendida por última vez en 2018, y alcanzó las 9.200 libras esterlinas.

Diana Spencer solía dejarla aparcada con una cadena fuera de su apartamento en Coleherne Court (Londres), incluso después de que una vez le robasen una rueda. La bicicleta, por tanto, parece tener más un valor simbólico relacionado con su figura y su vida pre Corona; es decir, un artículo que formaba parte de sus años más felices.

Junto a la bicicleta de Lady Di se subastará en el mismo lote un artículo de un periódico en 1981 y una carta enmarcada de Gerald Stonehill, en la que dice que a Diana le hubiese gustado que la venta de la bicicleta no saliese a la luz (lo publicó Evening Standard) debido a la mala publicidad que ello acarrearía. “La muerte de Diana, por supuesto, canceló esta obligación moral”, asegura Stonehill en la misiva.




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