- Este año, otra vez sin besos ni abrazos, algunos rostros conocidos de la tele quieren transmitir a sus padres, aunque algunos ya no estén, todo su amor en su fiesta anual.
El presentador de Pasapalabra y El desafío dijo adiós a su progenitor, Pepe, a escasos días de la Nochevieja del 2019, cuando Leal dio las campanadas junto a Anne Igartiburu en TVE. “Se fue muy joven, pero rodeado de su gente. Y ese 31 de diciembre sentí una energía especial trabajando”, asegura Roberto Leal.
Y ahora que acaba de ser padre por segunda vez (tiene una hija de 3 años, Lola, y un bebé recién nacido, Leo), le recuerda con mucho cariño. “Reconozco que he heredado la alegría y la energía de mi madre y, de mi padre, el respeto por el trabajo y la profesionalidad que tenía en todo lo que hacía”, asegura.
Sin embargo, en su ausencia, el presentador echa de menos haber pasado más tiempo a su lado de niño. “He vivido muchas cosas con él, pero me he perdido otras porque siempre fue muy trabajador, incluso le dedicaba horas los fines de semana. Albañil de toda la vida, fui a la obra con él cuando tenía 15 y 16 años. Recuerdo que me inculcó esa pasión por el trabajo y cómo disfrutaba, sin prisas. Y con eso me quedo”, dice.
Su influencia y ejemplo le acompañan siempre, y más en el Día del padre. “Ha sido uno de los pilares de mi vida y es el hombre más importante para mí, junto con Leo, mi hijo recién nacido. Me enseñó lo que significa el sacrificio, la entrega y la paciencia. Como él me decía: “Lo que está pa ti, está. Y lo que no, ni esperando”, explica Leal echando mano de su gracia andaluza.
El periodista estaba muy unido a su progenitor y en varias ocasiones compartió fotos con él en las redes . En abril de 2019, Leal publicaba una imagen en Instagram debajo de la calle que lleva su nombre en su pueblo, Alcalá de Guadaíra, Sevilla, con este mensaje: “Mira, papá. Tu apellido y tu hijo. Orgulloso de ti”. “No heredé su flequillo, y tampoco sus ojos”, dice en otra foto.
Arturo Valls: «Ha sido mi referente»
Es uno de los grandes nombres de la televisión, además de un hijo amoroso y padre de Martín, de 7 años, que lleva el nombre de su abuelo. “Mi padre lo ha sido todo para mí, y su filosofía de vida ha motivado que yo sea quien soy, ese equilibrio entre la broma y el disfrute de la vida, pero con responsabilidad”. Arturo recuerda el buen humor de su progenitor, sobre todo de niño, en las reuniones familiares y en las fiestas del pueblo. «¡Era el primero en vestirse de mujer. Fíjate qué referentes artísticos!”, dice. En los 1.500 programas de ¡Ahora caigo!, Arturo tuvo una de las sorpresas más emotivas de su vida cuando Martín le dijo en directo lo orgulloso que estaba de él.
Lara Álvarez: «Mi familia lo es todo para mí»
La conductora de Supervivientes presume de sus orígenes y de su familia, de la que se siente muy orgullosa. “Mis padres (Gracia González y Raúl Álvarez) siempre están ahí cuando les necesito. Son mi modelo, mi guía, porque después de 36 años siguen amándose con locura”, declara la asturiana, que tiene un hermanopequeño, Bosco. “La familia es donde la vida empieza y el amor nunca termina, por eso mi padre lo es todo para mí”, confiesa Lara. «En la pandemia les ha echado mucho de menos, pero “cuando he podido, me he escapado a Gijón o ellos han venido a verme a Madrid”, explica.
Boris Izaguirre: «Siempre ha estado ahí»
El presentador de Prodigios está muy unido a su padre, Rodolfo Izaguirre (ensayista y crítico cinematográfico venezolano, de 90 años y viudo de Belén Lobo desde 2014). Boris habla con mucho amor de su progenitor: “Mi padre es maravilloso, generoso, honesto y sensato. Nos educó alentando nuestra curiosidad, con su sentido del humor y gran afecto. Para sus tres hijos, siempre ha estado ahí”. También resalta la clase e inteligencia de Rodolfo: “Es guapísimo y distinguido. ¡Me encanta cuando dicen que me parezco a él! En mi casa cualquier diferencia se apoyaba, y eso tuvo buenas consecuencias para todos”.
Mario Vaquerizo: «Me ha educado muy bien»
El cantante, periodista, colaborador de radio y televisión es un hijo muy cariñoso. De hecho, llama cada mañana a Ángel, de 77 años, y a María Ángeles de 71, para contarles qué ha hecho el día anterior. “Primero se pone mi padre y le cuento todo y luego se lo repito a mi madre”, asegura. Respecto a su progenitor, reconoce que “es una de las personas más influyentes en mi vida. Me ha educado muy bien y gracias a eso, ahora tengo sentido de la responsabilidad, de la honestidad y de la lealtad. Quiero copiarle en todo porque solo tiene cosas buenas”, dice.
Ángel, por su parte, asegura que ya con 6 años a Mario “empezaban a gustarle las cosas de las revistas. Es sensato, cariñoso y con la familia siempre se desvive; hemos tenido una gran suerte con él”. Vaquerizo tuvo una infancia feliz y le encantan los niños. “Hubiera sido un buen padre, pero yo soy profesional, y Alaska nunca necesitó ser madre; esto es algo de dos. Somos tíos y abuelos de los hijos de los amigos ”, aclara.
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