Todas las veces en que la moda cambió la historia del feminismo – Cuando la moda se convirtió en arma feminista

La lucha por la igualdad entre hombres y mujeres ha tenido una especial relevancia en el último siglo. Hemos sido testigos a través de los libros de historia, películas, documentales o con nuestros propios ojos de cómo cada vez más personas se han sumado a un movimiento que no entiende de edad, género, política o religión. Desde las primeras sufragistas hasta la actualidad, han existido numerosos momentos en la historia en los que se han reivindicado la igualdad de condiciones entre las personas de sexos diferentes. Y muchas de esas veces, la moda ha jugado un papel muy importante de forma intencionada o por pura casualidad.

«No deberían habernos dado un uniforme si no querían que nos convirtiéramos en un ejército», señala June, la protagonista de El Cuento de la Criada en un momento de la serie. No existe frase que resuma mejor el papel que ha desempeñado la moda a favor del feminismo. Colores, cortes, propuestas innovadoras, símbolos, frases…no ha hecho falta nada más para conseguir ir un paso más allá en los derechos de las mujeres.

Hoy más que nunca, ha llegado el momento de recordar estos momentos que marcaron la historia del feminismo a través de ropa de sus protagonistas. Porque con un simple detalle o con una prenda que a priori puede no resultar relevante, es posible cambiar el mundo. ¡Gracias a todas ellas!

El movimiento sufragista ocupa 100 años en los que las mujeres lucharon por alcanzar el voto femenino. Un largo camino desde 1848 hasta la Declaración Universal de los Derechos Humanos firmada en 1948 donde se reconoció por primera vez el voto de las mujeres como un derecho fundamental. Para conseguirlo fueron necesarias las voces de muchas mujeres, como el de la activista Emmeline Pankhurst cuya presencia fue decisiva en conseguir el sufragio femenino en Gran Bretaña.

Tres fueron los colores que cobraron especial protagonismo durante aquella época. El morado, el blanco y el verde. Su lema principal era Give Women the Vote (dad a las mujeres el voto), cuyas iniciales en inglés coincidían con las iniciales de los colores Green (verde), White (blanco), Violet (morado). No solo los emplearon en las banderas que portaban en las marchas sino que también lo estamparon en los carteles y en sus vestimentas.

Dentro de esta gama de colores el blanco representaba la pureza, el verde la esperanza y el morado la libertad. Todos ellos, derechos fundamentales que debían pertenecer tanto a hombres como mujeres por igual. En la actualidad, el color que más ha perdurado como símbolo de la lucha feminista ha sido el morado.

En las primeras décadas del S.XX las mujeres podían tomar el sol y sumergirse en el agua con los bañadores que a medida pasaron los años se fueron actualizando y renovando. No fue hasta después de la Segunda Guerra Mundial cuando se aceptó el modelo dos piezas, un conjunto que vaticinaba lo que vendría unos años más tarde. Los ombligos eran una parte del cuerpo censurada por lo que decidieron hacer las piezas de abajo por encima de estos. Estrellas del mundo del cine como Ava Gardner, Marilyn Monroe o Barbara Bates los lucieron en sus películas.

En 1946 el ingeniero francés Louis Réard dio un pasó más allá e hizo la prenda de las braguitas más reducida y denominando a esta composición como ‘bikini’. Para mostrarlo escogió a la stripper francesa de origen italiano Micheline Bernardini debido a que muchas otras mujeres no se atrevieron a lucirlo. Se dice que este fue el primer bikini de la historia.

Gabrielle Chanel, conocida por el mundo entero como Coco Chanel, fue una de las diseñadoras más relevantes de nuestro tiempo. No solo creó una de las marcas más consolidadas de la actualidad sino que sus creaciones supusieron un cambio en la moda de la época. Suprimió el corsé de la figura femenina, puso de moda el corte garçonne (siendo una de las primeras en llevar el pelo por encima de los hombros), inventó la bisutería y sobre todo fue la diseñadora que le puso pantalones a las mujeres, no solo diseñándolos sino también portándolos.

En los años 30 cuando las mujeres no se atrevían a vestir ni en la vida real ni en la ficción de manera inadecuada fue ella quien cambió el status quo de la época vistiendo pantalones y prendas masculinas que le hicieron incluso aún más famosa de lo que ya era. Su actitud y sus piernas demostraron que la feminidad extrema también se podía manifestar a través de un buen smoking. Declarada bisexual, la lista de amantes de Marlene Dietrich recoge una gran cantidad de hombres y mujeres como Gary Cooper, Greta Garbo, Jean Gabín, John Wayne, Orson Welles, entre otros.

Una de las actrices del Hollywood dorado que le gustaba salirse de lo preestablecido y no seguir las normas de la sociedad. Eso mismo hizo con su estilo. Ella siempre se decantaba por la comodidad ante todo, con siempre un gran toque de glamour. Los pantalones se convirtieron en su gran sello de presentación y casi siempre la veíamos con unos. En una ocasión la periodista Barbara Walters le preguntó si tenía alguna falda. «Tengo una que me pondré en su funeral», le respondió Hepburn. Lo pudo decir más alto pero no más claro.

Hasta la década de los años 60 no era habitual ver a mujeres vistiendo pantalones en la pequeña pantalla, seguían reinando las faldas y los vestidos en televisión. Hasta que llegó Mary Tyler Moore y saltándose las normas de sus jefes apareció con estos pantalones capri en el programa The Dick Van Dyke Show en el que interpretaba a Laura Petrie, una ama de casa muy divertida. Este gesto fue de lo más comentando, criticado y aplaudido a partes iguales. Cuando le preguntaron por qué lo había hecho su respuesta fue muy simple: «las mujeres no llevan vestidos de falda larga para pasar la aspiradora».

Lo que hoy es considerado como un símbolo de revolución feminista surgió a raíz de una noticia falsa de los medios de comunicación tras una manifestación el 7 de septiembre de 1968 en Nueva Jersey. A partir de entonces la quema de sujetadores se convirtió en una acción recurrente en manifestaciones en señal de protesta.

Con este acto se pretendía buscar la libertad y quitar la opresión que puede simbolizar esta prenda íntima de la mujer. En la actualidad son muchas las que deciden no usarlo porque no quieren o en forma de reivindicación. #Freethenipple

Esta diseñadora británica cautivó a muchísimas personas con sus propuestas estilísticas pero también escandalizó a más de uno. A principios de los años 60 lanzó al mercado la mundialmente conocida como minifalda. En 1965 esta prenda tenía solo 35 cm de longitud. Un propuesta ideal para el estilo pop que reinaba en aquella época.

Algo que solo estaba pensado para hombres hasta que el icono de estilo y uno de los diseñadores más prestigioso de nuestro tiempo, Yves Saint Laurent decidiese hacerlo suyo y crearlo por y para la mujer. Fue en 1966 cuando presentó en su colección otoño/invierno ‘Le Smoking‘, este conjunto de dos piezas que supuso un hecho sin precedentes que han imitado mujeres durante las décadas posteriores. Algunos como los de Diane Keaton, Catherine Deneuve, Alexa Chung, Nan Kempner, Angelina Jolie o Julia Roberts han quedado grabados en nuestra retina para la posteridad.

«No deberían habernos dado un uniforme si no querían que nos convirtiéramos en un ejército», sentencia June Osborne (papel interpretado por Elisabeth Moss) en uno de los capítulos de la afamada serie de Hulu. Ganadora de 8 premios Emmy y de 2 Globos de Oro, está catalogada como una de las mejores series de los últimos años y factores como su argumento, casting, producción o vestuario la han convertido en toda una delicia visual tanto por la crítica como por los espectadores. El rojo escarlata simboliza la fertilidad de las mujeres en Gilead y por ello las criadas deben vestir esas túnicas con las cofias blancas.

Lo que en un principio parecía que solo iba a ser un buen diseño de vestuario de una serie de ficción se convirtió en todo un símbolo de la lucha feminista cuando desde diferentes partes del mundo las mujeres comenzaron a vestirse como la criadas de The Handmaid’s Tale para reivindicar sus derechos (sobre todo a favor del aborto) y la igualdad entre personas de diferente género. En esta ocasión fueron las mujeres argentinas quienes protestaron contra la ley del aborto en 2018 con sus pañuelos verdes.

Pero en Argentina no fueron las únicas. Esta forma de protesta se ha extendido por todo el mundo y la hemos podido ver en Washington, Irlanda, en las Women’s March…¡y en decenas de lugares más! Todo un ‘ejército’ que se ha convertido en la mecha de una revolución. Gracias por todo, Margaret Atwood.

El lema del ensayo de la activista Chimamanda Ngozi Adichie, we should all be feminist cobró especial importancia en 2017 cuando la directora creativa de Dior, Maria Grazia Chiuri (primera mujer al frente de la firma) subió esta camiseta con ese mensaje sobre la pasarela en 2017. Toda una declaración de intenciones que vistió a la moda durante esa temporada y las que estaban por venir.

Durante los años posteriores, Maria Grazia Chiuri no ha dudado en incluir otros mensajes de carácter feminista en sus colecciones. En la colección de primavera-verano 2018 se cuestionaba a través de una camiseta el papel de la mujer en el arte, y la baja cantidad aparente de mujeres artistas.

Más recientemente, en la colección de otoño-invierno 2020-2021 llenaba la pasarela de mensajes sobre consentimiento y feminismo. Asimismo, el mensaje no se queda en la estética. Chiuri ha apostado por equipos conformados por mujeres artesanas en sus desfiles más recientes.

En la semana de la moda de París de 2015, Chanel sorprendía con un desfile a modo de manifestación, en el que las modelos aparecían portando pancartas con mensajes feministas y que pretendían rendir homenaje a Coco Chanel, fundadora de la casa y una de las grandes causantes de la inclusión del pantalón en el armario femenino.

Durante los últimos años, los mensajes feministas han ocupado un lugar especial durante las semanas de la moda. Sin ir más lejos, en la colección de Alta Costura primavera-verano 2019 de Viktor & Rolf.

La tenista aparecía en el torneo Roland Garros de 2019 con un traje en el que podían leerse palabras como «madre», «reina» o «diosa» tanto en francés como en inglés.

Este atuendo llegaba justo un año después de que la federación francesa de tenis prohibiera el mono que llevó al considerarlo inapropiado.

En 2018 se convirtió en la mujer más joven en llegar al Congreso con tan solo 29 años. Su edad, su carisma, su actitud, su comunicación en redes sociales y sus ideales han hecho que una gran parte de sus seguidores sean millennials. Ella sabe de herramientas políticas y no duda en utilizarlas. Una de ellas es la transmisión de mensajes políticos a través de su vestuario. El color más recurrente de sus trajes es el blanco. Juró su cargo a principios de 2018 vestida así y no ha dudado en utilizarlo en otras ocasiones en honor a las mujeres sufragistas de principios de S.XX.

Pero Alexandria Ocasio-Cortez no ha sido la única en vestirse de este color para reivindicar sus derechos y lanzar misivas políticas. En febrero volvió a repetir color junto con sus compañeras del Partido Demócrata en el discurso sobre el Estado de Unión de Trump en el Congreso. Un claro mensaje que nadie presente en la sala ni en los medios de comunicación pasaron por alto. En 2016 también lo hizo Hilary Clinton en uno de los debates por la presidencia de Estados Unidos. En definitiva, un guiño histórico al movimiento sufragista tan necesario en la actualidad. #WomenWearWhite

La actual vicepresidenta de Estados Unidos seguía los pasos de las sufragistas y otras políticas estadounidenses como Alexandria o Hillary Clinton vistiendo un traje sastre blanco el día de su primer discurso en el cargo.

Asimismo, el conjunto estaba firmado por Carolina Herrera, lanzando así un alegato de apoyo a las mujeres latinas como la diseñadora.

Durante el día de la investidura, y con el destacado hecho de convertirse en la primera vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris optó por total look morado, otro de los tonos destacados del movimiento sufragista.

A pesar de que la moda ha desempeñado un papel fundamental en la historia del feminismo y ha servido de herramienta para el movimiento, a día de hoy muchos se cuestionan la comercialización de mensajes feministas por parte de firmas, especialmente en lo relativo al fast fashion.

El porqué no es otro que, mientras que muchas veces se venden mensajes empoderantes en camisetas y otras prendas de ropa, esas mismas empresas cuentan con decenas de niñas y mujeres de países en vías de desarrollo trabajando en unas cuestionables condiciones o apenas cuentan con mujeres en cargos directivos.

Sin duda un debate abierto que viene a recordar que el feminismo no es simple estética, sino que el fondo y el mensaje deben comulgar con la ética de la firma.

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