El grito de guerra de una ciudad que nunca se rinde», así define Wes Gordon, director creativo de Carolina Herrera, esta colección otoño 2021, concebida como una carta de amor a Nueva York e inspirada en la actitud efervescente de los neoyorquinos. Toda una declaración de intenciones a punto de cumplirse el 40 aniversario de la firma y que evidencia la importancia que esta ciudad tiene en su ADN.
La colección combina la debilidad por la ropa deportiva que siempre ha mostrado el street style de esta ciudad con la elegancia teatral que respiran todas las creaciones que salen del atelier de Carolina Herrera. Con una paleta cromática vibrante y optimista y estampados como los lunares y el print de jirafa, sobresale también el motivo gráfico de corazón, convertido en un recordatorio de la importancia de amar.
«Amarnos a nosotros mismos. Amar a los demás. Amar nuestra ciudad. Y amar vestirnos. Este motivo aparece a lo largo de toda la colección en forma de prendas de punto intarsia hasta los tobillos, bordados suntuosos y botones con formas inéditas. El tafetán adquiere cortes contemporáneos, como muestra nuestra nueva silueta de vestido camisero con cintura ceñida, o una falda de arcoíris con costura francesa. Las lentejuelas en tecnicolor y los estallidos de tul en rosa y rojo presagian días más soleados, llenos de alegría y unión», afirma Wes Gordon.
El fotógrafo Roe Ethridge ha retratado a las modelos Alek Wek, Lulu Tenney, Ash Foo, Philyne, Effie Steinberg y Theresa Hayes en el mirador del Empire State Building, y en el edificio One Vanderbilt, de Madison Avenue, dos localizaciones emblemáticas de la Gran Manzana.
En las imágenes, las modelos evocan la energía y el espíritu de la ciudad con un telón de fondo inolvidable: sus avenidas y edificios cubiertos por una capa de nieve. Las modelos también grabaron un vídeo que celebra la vitalidad de la ciudad y de la colección.
En colaboración con NY Forever, Carolina Herrera ha donado fondos para apoyar la red de voluntariado de la organización, dedicada a proporcionar alimentos a neoyorquinos que viven en la precariedad y crear vínculos significativos con colectivos aislados.
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