Una transición complicada. Así es como ha sido el traspaso de poderes del expresidente estadounidense Donald Trump a su sustituto, Joe Biden. Pero también el de las redes sociales oficiales de la institución y sus representantes. De los muchos legados que el magnate le ha dejado al que fuera abogado, el mejor de todos era el de sus muchos millones de seguidores en Internet. Un traspaso que Twitter se ha encargado de impedir, para pesar de algunos, y a diferencia de lo que sucedió con Barack Obama: cuando dejó la Casa Blanca en manos de Trump, también le legó la popularidad de su cuenta en la mencionada red social.
La cuenta de Joe Biden que ahora lleva el nombre de @POTUS (President of the United States), tiene menos de dos semanas de vida y nació con el nombre de @PresElectBiden. El asunto es complicado de por sí porque todos los presidentes han tenido siempre una cuenta personal propia, al margen de la destinada a su papel como representantes de la Casa Blanca. Pero Joe Biden no ha utilizado la que ya tenía con 26,5 millones de seguidores para convertirla en la del presidente, puesto que así podrá mantenerla cuando termine su mandato. El actual líder ahora puede comunicarse a través de ambas.
¿Qué pasa con las cuentas oficiales y los tuits de los expresidentes?
La cuenta de Biden de reciente creación llega a unos ‘escasos’ 6,3 millones de seguidores. Una cifra bastante baja en comparación con los 33,3 millones de seguidores con los que ha dejado Trump su anterior cuenta. Esa que heredó de Obama con tan solo 13. Lo cierto es que, cuando se completó el primer traspaso de cuentas de la Casa Blanca, se eliminaron los tuits escritos por Obama en @POTUS, pero no sus seguidores.
Esos tuits no se perdieron: se transfirieron a una cuenta archivo (@POTUS44), que continúa visible, pero no activa. Un destino similar al que se ha visto sometida la actividad en la red de Donald Trump, gracias a @POTUS45. En los archivos nacionales del último presidente aparecen todos sus mensajes publicados, tanto en su cuenta personal como en la oficial. Incluidos los que borró.
La propia red social se ha encargado de avisar sobre la nueva situación de las cuentas a los usuarios que siguieran al presidente anterior, a la primera dama o al vicepresidente. Pero eso deja a Biden en una clara posición de desventaja con respecto a su predecesor, mermando su altavoz. El debate surge debido a que no hay un ‘modus operandi’ bien trazado para este tipo de situaciones, puesto que el uso de este tipo de tecnologías es relativamente reciente.
“¡Hola, Twitter! Soy Barack. ¡De verdad!. Seis años aquí y por fin me han dado mi propia cuenta”, celebraba Obama en 2015 al estrenar @POTUS en Twitter. Aunque en realidad –como también sucede con Biden y Trump– su cuenta más activa siempre fue la personal, que empezó a utilizar desde su campaña electoral de 2008.
Desde entonces, Barack Obama siempre ha oscilado entre los primeros puestos de las cuentas más seguidas del mundo en la red social. Aunque al principio las cifras estaban muy alejadas de los más de 128 millones de seguidores que ostenta ahora: no alcanzó los 10 millones hasta 2011, convirtiéndose en en la tercera cuenta de la historia de Twitter en hacerlo. Eso explica que en la cuenta oficial de la Casa Blanca solo contara con 13 millones de seguidores -con esa cuenta batió el récord mundial de sumar más de un millón de seguidores en una hora- cuando se la dejó a Donald Trump. Una cifra que el republicano casi triplicó.
En Estados Unidos la población total supera los 328 millones de personas, por lo que todas estas cifras no son tan descabelladas como suenan. Además, a eso hay que sumarle los seguidores internacionales que obtienen por ser una de las presidencias más mediáticas del mundo. Por no decir la que más. Muy mediáticos son también los Obama, quienes a pesar de haber cumplido ya cuatro años fuera de la Casa Blanca sus cifras en Twitter siguen sorprendiendo: Barack cuenta con la friolera de 128,5 millones de seguidores (y subiendo) y Michelle con unos nada modestos 19,8. Y prometen seguir haciéndolo dada su imparable popularidad.
¿Y el resto de cuentas?
Sin embargo, ahora Donald Trump no goza de una presencia activa en Twitter, como sí lo hace Obama. La razón es que el último expresidente se ha visto afectado por una suspensión de sus cuentas, fruto de la insurrección violenta que instigó y por la que decenas de manifestantes asaltaron el capitolio. Su cuenta, @RealDonaldTrump, contaba con más de 88 millones de seguidores, aunque era una cifra a la baja. Dado que esta continúa suspendida y tampoco ha abierto ninguna nueva, parece que su silencio será largo.
“Las personas que seguían las cuentas institucionales de Twitter de la Casa Blanca, o que actualmente siguen cuentas de Twitter relevantes de Biden o Harris, recibirán alertas en la aplicación y otras indicaciones que les notificarán sobre el proceso de archivo, además se les dará la opción de seguir las cuentas de Twitter de la nueva administración”, es el comunicado que ha emitido Twitter en su blog. Es decir, no solo sucede con la cuenta del presidente: la de la primera dama @FLOTUS, la cuenta de la Casa Blanca y la del vicepresidente @VP (ahora vicepresidenta Kamala Harris), también se han visto sometidas a la misma estrategia.
Por su parte, la cuenta oficial de Mike Pence, quien ha sido el vicepresidente número 48, ha quedado como archivo bajo el nombre de ©VP45, una cifra que pertenece a los Trump. En su caso, la diferencia de seguidores no es tan acusada como en el resto: los 6 millones de su cuenta actual compiten con los 10,3 de la que usaba cuando estaba en la administración. La razón de ello puede estar en que su cuenta personal no es de reciente creación, si no que se unió a la red social con el mismo perfil en febrero del año 2009.
Kamala ha adoptado una estrategia diferente a la de Biden y ha transferido los seguidores de su antigua cuenta, en la que contaba con más de 5 millones, a la destinada al vicepresidente del país. Un gran sacrificio teniendo en cuenta que, si todo sigue igual, la perderá para dejarla como archivo cuando termine su mandato. Pero la jugada no le ha salido del todo mal, pues en estos momentos ya ha llegado a los 8 millones. Dos más de los que tiene la de su superior.
Jill Biden ha empezado con una cifra modesta, 1,7 millones, mientras que Melania consiguió más de 10 en sus cuatro años al lado de Trump con @Flotus (First Lady of The United States). La exprimera dama, que no se ha visto afectada por la misma sanción que su marido, tiene otra cuenta de reciente creación en la que ya tiene 1,6 millones de seguidores. La antigua, como la del resto, se ha quedado como archivo de la Casa Blanca. Su última publicación es el mensaje de despedida que emitió casi dos días antes de dejar su cargo. Su nombre es FLOTUS45, en referencia a que tanto ella como Donald Trump han ocupado el puesto número 45 del cargo.
Las quejas del sector Biden
Rob Flaherty, director de estrategia digital en el gobierno de Biden, se ha quejado sobre la decisión de Twitter de forma pública, en una declaración a Bloomberg News: “El presidente Trump tuvo una ventaja durante los primeros días de su administración que nosotros no tendremos. Si no nos transfieren los 12 millones de seguidores que Donald Trump heredó de Barack Obama, entonces nos han dado menos de lo que le dieron a Donald Trump, y eso es un fracaso”. A diferencia de Twitter, el resto de redes sociales llevarán a cabo procesos menos complejos y los seguidores de Trump sí que pasarán a Biden. Por lo que el interés de Flaherty de comunicarse directamente con personas opuestas a su ideología podrá satisfacerse por otros medios como YouTube, Instagram o Facebook.
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