Jonathan Franzen creó un personaje claramente inspirado en él en su novela Pureza, pero no hay ficción que alcance el nivel de inverosimilitud de la auténtica vida de Julian Assange ni giro de guion que pueda competir con las sorpresas que proporciona siempre todo lo que proviene del entorno del fundador de Wikileaks. Una de las últimas noticias sobre su vida privada fue que mientras estaba refugiado en la embajada de Ecuador tuvo dos hijos con una de sus abogadas, Stella Morris, que ahora tienen dos y tres años.
Morris, cuyo nombre de nacimiento era Sara Gonzalez Devante y se lo cambió para “mantener un perfil más bajo” mientras redactaba documentos legales para Wikileaks, lo hizo público en un vídeo para el Mail on Sunday en el que pedía que su prometido fuera liberado de la cárcel británica de Belmarsh, donde permanece en confinamiento solitario desde que fue arrestado en la embajada de Ecuador en mayo de 2019. Hoy una jueza inglesa deberá determinar si lo extradita a Estados Unidos, que lo reclama acusado de 17 cargos de espionaje y uno de intrusión informática. Fue allí donde Morris y Assange concibieron a los dos niños y donde Assange llegó a conocer por lo menos a Gabriel, el mayor, a quien consiguieron introducir en la Embajada ocultándolo del personal diplomático.
“Sé que parece una locura tener dos hijos en estas circunstancias”, admite la abogada en el vídeo, “pero para nosotros es lo más sensato, nos mantiene con los pies en el suelo”, dice. Aunque se conocieron en 2010, cuando una amiga común sugirió que Morris podría ayudar en la defensa de Assange, ya que habla sueco y español, no se enamoraron hasta 2015 y se prometieron en 2017 con un anillo de diamantes que escogieron por internet y compró ella. “Queríamos una familia y lamentábamos la imposibilidad de tener un bebé, dadas las circunstancias. Parecía una tragedia”, explica en el vídeo. “Lo hablamos muchas veces y entonces Julian dijo: la gente toma decisiones difíciles en situaciones difíciles y nos apañaremos”. La abogada compara su situación con el amor durante la guerra. “Enamorarnos, prometernos y tener niños estando en la Embajada fue un acto de rebeldía”, dice.
Los pequeños Gabriel y Max, que viven con su madre y mantienen contacto habitual con sus abuelos paternos, no son los únicos hijos de Assange. El fundador de Wikileaks, que se enfrenta a 17 cargos por espionaje por publicar los datos que le filtró Chelsea Manning, tiene un hijo de 31 años llamado Daniel del que la BBC dice que “al parecer” trabaja como ingeniero informático en Australia. Morris también cita al hermano de su pequeños en el vídeo, y lo hace para alabar las dotes paternas de su pareja: “Julian crio a su hijo mayor, básicamente en solitario, desde que era poco más que un bebé hasta que fue adulto, así que de modo natural tiende a ser un padre participativo”.
Daniel es fruto de una relación que pudo o no ser un matrimonio (hay distintas versiones al respecto) entre Assange y una mujer llamada “Teresa”, cuyo apellido se desconoce, cuando ambos eran adolescentes. El niño habría nacido cuando él tenía 18 años y ella 17 y ambos habrían mantenido una dura batalla por su custodia. En la única entrevista que Daniel ha concedido, a un blog australiano llamado Crikey en 2010, afirmó que su padre siempre le trató como a un adulto y que ambos mantuvieron una buena relación hasta que el periodista dejó Australia en 2007 y cortaron su contacto. “Fue un declive general de la relación. Yo estaba entrando en el final de mi adolescencia y un padre soltero con un hijo adolescente no hacen una buena combinación bajo un mismo techo”, dijo. Según lo que publicó Crikey, Assange junior creía que si su padre no se había acercado a él desde entonces es por protegerle. “ Si se hubiese sabido que yo era el hijo y estaba directamente involucrado de alguna manera, habría posibilidad de represalias y a mi padre le preocupaban estas cosas”.
Ese mismo año, Daniel Assange dejó un mensaje en el muro de Facebook de un amigo diciendo que su padre tenía tendencia a “crearse enemigas entre las mujeres”, en referencia a las acusaciones de violación en Suecia que llevaron a su orden de arresto en primer lugar, un caso que se desestimó en noviembre del año pasado. Según varios medios, entre ellos la revista New York y el Daily Telegraph, Daniel mantuvo un blog y una cuenta de Twitter anónima, en la que escribió: “Mi padre dijo que yo era un sociópata y mi madre cree que soy un monstruo y esta situación romántica es muy incómoda”, así que de ser cierto las relaciones entre padre e hijo no serían tan plácidas. En todo caso, no ha vuelto a hacer declaraciones públicas de ningún tipo en casi una década.
Daniel, Gabriel y Max podrían no ser los únicos hijos de Assange. El periodista y activista tecnológico Daniel Domscheit-Berg escribió en su libro Dentro de Wikileaks. El quinto poder (Roca) que Assange le había confesado que era el padre de al menos cuatro niños más y que “le encantaba la idea de que hubiera montones de Julians, uno en cada continente”. Pero el periodista también admitía que no tenía ni idea de si eso era cierto. Domscheit-Berg ocupó un lugar prominente dentro de la organización de Wikileaks durante tres años y se consideró el mejor amigo de Assange pero ambos tuvieron una ruptura muy ruidosa. “Le odio tanto que pienso que si nuestros caminos se vuelven a cruzar, recurriría a la violencia”, dijo.
Mientras Assange se ennoviaba con Stella Morris, la prensa estaba demasiado entretenida elucubrando sobre el posible romance del periodista con Pamela Anderson, que le visitaba con frecuencia durante los siete años que pasó encerrado en la embajada de Ecuador en Londres. Anderson negó en 2018 que su amistad fuera “romántica” pero el año pasado tuiteó que añoraba “su voz, su risa, su sonrisa traviesa y su curiosidad de niño”. Las dos madrinas de los niños pequeños también tienen relación con el mundo del espectáculo. Una es la cantante M.I.A. y la otra es Tracy Ward, una exactriz convertida en activista medioambiental y duquesa de Beaufort por su matrimonio, ya terminado, con el duque de Beaufort. Morris, de 37 años, y Assange, de 48, aspiran a casarse algún día pero si la justicia británica decide finalmente extraditarlo a EEUU, el hackerpodría enfrentarse a 117 años de cárcel.
Artículo publicado originalmente el 14 de abril de 2020 y actualizado.
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