Si la vida sedentaria es una condena para la salud, pasarse al extremo contrario tampoco es buena idea. Llevar a cabo un entrenamiento mal calculado o mal diseñado que no permita al cuerpo descansar y recuperarse del esfuerzo pone en riesgo nuestros músculos y articulaciones además de comprometer otros aspectos importantes de nuestra salud. Pero en ocasiones es difícil distinguir si estamos entrenando demasiado o si simplemente estamos sufriendo unas incómodas agujetas porque nuestra rutina de ejercicios ha variado. Te contamos cuáles son las señales más sutiles del síndrome de sobreentrenamiento que te está pasando factura y de que ha llegado el momento de que pares o te lesionarás.
Síntomas de síndrome de sobreentrenamiento: se te han quitado las ganas de comer
Lo normal, tras hacer ejercicio, es tener hambre. La dieta y el descanso son tan importantes en la vida fitness como tu rutina de ejercicios, y cualquier alteración en el apetito tiene que ser interpretado como que algo no marcha como debería. Comer bien cuando entrenamos es muy importante porque una reducción drástica de calorías y nutrientes hace que el cuerpo queme nuestras reservas energéticas y de nutrientes provocando situaciones como anemia y problemas hormonales llegando incluso a alterar el ciclo menstrual. Si desde que entrenas has perdido la sensación de hambre, cuidado porque puede ser que estés entrenando demasiado.
Síntomas de síndrome de sobreentrenamiento: estás muy (pero que muy) cansada
Obviamente hacer ejercicio cansa. Pero de lo que aquí hablamos es de una fatiga que no se va ni tras una buena noche de sueño. Las víctimas del síndrome de sobreentrenamiento pueden incluso aumentar su frecuencia cardíaca cuando están en reposo. Si te sientes excesivamente agotada antes de empezar a entrenar y después es posible que hayas entrenado demasiado.
Síntomas de síndrome de sobreentrenamiento: te ha cambiado el carácter
Se supone que llevar una vida activa es un chute de endorfinas y un antidepresivo natural, pero desde hace tiempo ese no es tu caso. Los entrenamientos se ha vuelto demasiado difíciles para ti y ya no te motiva ejercitarte, te sientes irritable, un pelín tristona, te cuesta concentrarte y conciliar el sueño.
Todos estos síntomas te están avisando de que ha habido una mala adaptación a la carga de ejercicio que le has impuesto a tu organismo. El sobreentrenamiento ha provocado un desequilibrio hormonal que ha afectado a tu capacidad de recuperación y tu estado de ánimo porque los niveles de hormonas del estrés se han disparado en tu organismo. Es hora de parar y tomarte un descanso haciendo ejercicio suave y respetando al máximo las máximas de descanso y dieta saludable hasta que las aguas vuelvan a su cauce.
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