Yo apoyo a mi hombre: el gesto de Carla Bruni mientras Sarkozy afronta su primer juicio por corrupción

Nicolas Sarkozy, presidente de Francia entre 2007 y 2012, se sienta desde el martes en el banquillo de los acusados por un caso de corrupción. Tres días en los que cada vez ha adoptado una defensa con un perfil más alto en las últimas horas: con una vehemente defensa de su integridad frente a los medios, y con el apoyo de Carla Bruni, su esposa desde hace 12 años. La exsupermodelo y cantante ha acompañado de la mano a Sarkozy a los juzgados, con una poderosa imagen: con un vestido midi negro, botas de caña alta, mascarilla granate y la cabeza bien alta. Una escenificación que luego ha recalcado en Instagram: "yo apoyo a mi hombre".

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Un apoyo necesario para el que fuera 23º presidente de Francia: Sarkozy afronta una pena de hasta cuatro años de cárcel y una multa millonaria en este primer juicio, relacionado con otro escándalo judicial: concesiones a un magistrado, Gilbert Azibert (también acusado) a cambio de filtrar información a Sarkozy y su exabogado, Thierry Herzog, sobre los debates que se producían dentro de un tribunal que podía afectar a futuros casos del expresidente. A cambio, en las escuchas que dieron pie al caso actual, registradas en 2014, Sarkozy y Herzog dejan ver a Azibert que podrían promocionarle para un retiro dorado en Mónaco, tierra de millonarios. Azibert fue, durante el Gobierno de Sarkozy, secretario de Estado en el Ministerio de Justicia.

Ya entonces Sarkozy afrontaba algún que otro frente judicial: esa "corrupción pasiva" de la que lo acusan tenía como objeto frenar el caso Bettencourt: las donaciones que la entonces mujer más rica del mundo, Lillianne Bettencourt, efectuó a varios altos cargos del Gobierno de Sarkozy. Peccata minuta ante lo que se le viene encima al exdignatario. Por un lado, además de este juicio, en marzo de 2021 está previsto que comience el juicio por el caso Bygmalion, un desfalco de casi 15 millones de euros en facturas falsas durante la campaña de 2012. Que afecta tanto a Sarkozy como a parte de su círculo de confianza, político y familiar. Y cuyo escándalo supuso su segunda salida de la política, en 2016, tras el fugaz regreso de 2014. Un regreso que cada vez queda más claro que se produjo para atajar este presente judicial.

Por último, pero bastante más grave, Sarkozy está imputado por la campaña previa, la que le llevó al poder 2007… Con, al parecer, la supuesta colaboración del dictador libio, Muamar el Gadafi, que habría financiado su campaña con dinero público libio. Una investigación que aún no tiene fecha para juicio, pero que va agravándose según pasa el tiempo: a mediados de octubre de este año, la Fiscalía interrogó durante decenas de horas a Sarkozy, y de aquel interrogatorio salieron nuevos cargos. En total, el caso Gadafi –precursor de aquella famosa escena del dictador instalando la jaima en los jardines del Elíseo, poco después de que Sarkozy fuese elegido– acumula ya cinco cargos contra Sarkozy.

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