QUÉ HA PASADO
• Liberto sorprende a Rosina con una canción de tuna.
• Soledad visita a Fausto.
• Impulsada por sus vecinos, Bellita graba su nuevo disco.
• Aurelio pide a Anabel que se convierta en su esposa.
José pide a Méndez que siga con sus investigaciones acerca de su sobrino político. Hay algo en el muchacho que no termina de encajar y quiere averiguar qué es: “Temo que quiera tomarnos a mi esposa y a mí por tontos, no se lo consentiré”.
Mientras, Ignacio sigue adelante con sus coqueteos con Alodia. Una mañana logra que la empleada se deje besar. Ilusionada por lo ocurrido, la mujer corre al altillo y se lo cuenta a su inseparable Casilda.
Esta no quiere destrozar las esperanzas de su amiga, pero debe ser muy franca con ella. “Debes cuidarte, no dejes que tu patrón se acerque demasiado a ti, ya sabemos como se comportan los señoritos con nosotras”, le aconseja con una mueca de preocupación en su rostro.
La criada promete a su interlocutora que no permitirá que le toque ni un pelo. Sin embargo, esa misma noche falta a su palabra y se entrega a la pasión con el estudiante en la cocina de la casa.
A la mañana siguiente, todo el barrio está al tanto de la cena romántica que tuvieron Felipe y Natalia. La pareja afianza su relación, pero deciden ir poco a poco
Genoveva, que no está dispuesta a ver a su pupila en brazos de su exmarido, manipula a esta para que continúe a su servicio. Su próximo paso será dar celos a su nuevo enamorado con Pierre Caron.
La muchacha se niega pero este, que está de acuerdo con el plan, la amenaza: “O haces lo que te digamos o te denunciaré a las autoridades. Diré que eres una espía de Alemania y en tiempos de guerra eso no gustará mucho”. Ella no tiene otro remedio que acceder.
Genoveva no quería que sus intrigas llegaran tan lejos y para proteger a la chica del francés idea una artimaña con Aurelio. “No nos quedará más opción que secuestrarla y alejarla pronto de aquí”, dice la señora.
En el restaurante, Miguel recibe la visita de su amigo Alberto. Este ofrece al chico ser el nuevo abogado de su organización de obreros: “Nos vendría bien tener en nuestro equipo a alguien como tú. Desgraciadamente, los juicios aumentan cada día”. El licenciado se piensa la propuesta y termina aceptándola de buen grado: “Será un honor poder luchar por vuestros derechos. Sé la falta que os hace”.
El sindicalista aprovecha la conversación y le pone al corriente de que próximamente realizarán una huelga para pedir mejoras salariales.
La noticia del parón también llega a oídos de Antoñito, que decide usar su amistad con el nieto de los Olmedo para sonsacarle información. Sin embargo, este se mantiene callado ante sus insistentes preguntas.
Por su parte, Soledad todavía no se ha repuesto de su visita a Fausto en la cárcel, ya que ha sido como revivir su pasado en el grupo anarquista. Por la tarde, tiene un encuentro con Leonardo, otro de sus excompañeros, quien le exige que confirme su participación en el próximo atentado que piensan realizar. La mujer responde afirmativamente: “Haré lo que me digáis, pero después me dejaréis en paz”.
A su vez, Daniela se da cuenta de que sus jefes están más nerviosos de lo normal y se acerca a Miguel para averiguar el motivo. La cercanía entre ambos es cada vez mayor y están a punto de besarse, pero Sabina interrumpe el momento.
La señora no se fía para nada de su nueva camarera y empieza a sospechar que colabora con la policía.
Cerca de allí, Bellita ha comprado unas hierbas en la mantequería que la mantienen siempre activa, algo que saca a su marido de quicio. Rosina, viendo el resultado, decide adquirir un puñado para ella y Liberto, pero el resultado no es el esperado.
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