El 2020 no deja lugar a muchas celebraciones. A pesar de que se ha mantenido la celebración del día grande de Mónaco, su Fiesta Nacional, ha sido mucho más contenida que en otras ocasiones. Para empezar, Carlota Casiraghi, como sucede desde hace varios años, no ha acudido a los actos de este día tan importante pues su lugar de residencia es París y desplazarse a países diferentes es hoy más complicado que nunca. Y para seguir, los looks escogidos por las mujeres de la familia real monegasca han estado marcados por una sobriedad poco habitual en este día. Una sobriedad que se ha notado en el color: todas ellas han elegido el color negro. Un hecho que no ha sido impedimento para que Carolina de Mónaco sea capaz de desplegar esa elegancia innata que posee. La hermana del príncipe Alberto ha elegido un conjunto de chaqueta y falda con un remate de plumas de Chanel Alta Costura que le da un punto sofisticado.
La manga de corte francés era perfecta para acompañarla de unos guantes de piel blanca que combinaban con el detalle de la manga y el cuello, por otra parte, la única nota de color de su estilismo.
En lugar de sombreros o tocados, Carolina de Mónaco ha optado esta vez por una diadema ancha de tela fruncida y también de color negro. Una diadema que no ocultaba las canas que luce Carolina Grimaldi sin complejo alguno y que se suma a la corriente de naturalidad que vemos en las Casas Reales últimamente.
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Ha rematado el conjunto con unos zapatos de tacón destalonados a juego y como joyas únicamente ha lucido unos pendientes de perlas que combinaban con los detalles en blanco y con los botones de su chaqueta que imitan a esta piedra.
Demuestra así que por mucho que la etiqueta mande discreción, a elegancia no le gana nadie y que es una maestra experta en eso del menos es más.
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