"La culpa es tuya". Es la frase, subliminal, con la que Pedro Sánchez y Pablo iglesias arrancaron sus conversaciones para intentar hacerse, juntos, con el Gobierno. Era 2019, pero los recelos entre ambos venían de antes.
"Lo mejor es que es un hombre muy guapo", dijo el líder morado sobre el socialista cuando el diario 20 Minutos le pidió en 2015 que indicara cuál era la mejor virtud de quien acabaría siendo presidente del Gobierno. A la misma pregunta sobre Iglesias, Sánchez respondió: "Me parece que es un buen crítico que acepta mal la crítica.”
A pesar de su evidente falta de feeling, en enero de 2020 sus partidos lograban un pacto para formar Gobierno. Pero en febrero llegaban las primeras fricciones a cuenta de la Ley de Libertad Sexual que preparaba el Ministerio de Igualdad. "Hay mucho machista frustrado", declaró el ya vicepresidente segundo mirando a sus socios socialistas cuando mostraron sus dudas sobre algunos aspectos técnicos de dicha norma. Sánchez pidió a los suyos que respiraran hondo y no complicaran una relación ya de por sí difícil haciendo declaraciones a los medios.
Para desestabilizar aún más la unión, días después de ese roce estalló la crisis del coronavirus, y en el primer Consejo de Ministros de pandemia, el del 14 de marzo, se escenificó la fragilidad de esa alianza con una nueva bronca. La discusión tenía que ver con algunas medidas que Podemos proponía y el PSOE ni contemplaba: por ejemplo, que la sanidad privada quedara a disposición del Estado. Y de fondo, uno de los primeros "feos" que Sánchez le hizo a Iglesias ya en el Gobierno: no incluir a nadie de Unidas Podemos en el grupo de ministros encargados de gestionar la crisis.
Pero ayer, más de siete meses después del inicio de la pandemia, los dos líderes no solo aparecieron juntos sino bien avenidos. Fue en la presentación del anteproyecto de los Presupuestos Generales, donde Sánchez cedió el primer turno de palabra a su segundo, le sonrió e incluso hubo entre ambos miradas de cierta complicidad. Resultó algo forzado y posiblemente estuviera guionizado, pero por primera vez se transmitió algo parecido a una cordialidad que hace unos meses no existía.
¿Los ha unido Casado?
No es el único gesto que indica una mejor relación entre los socios de Gobierno. En la moción de censura también se les vio coordinados y conversadores ante el enemigo común: Santiago Abascal y Vox,encargados de presentar la moción que pretendía sacarlos del Ejecutivo. Pero además, supieron sacar partido de la nueva moderación de Pablo Casado, que ha tendido una mano que no está claro que el Gobierno vaya a tomar, pero sí que jugarán con ella.
En ese juego, Sánchez e Iglesias se han repartido los papeles. Mientras el presidente se muestra agradecido a Casado por su nuevo tono, Iglesias le lanza dardos al popular: "El discurso para desmarcarse de Vox ha quedado en nada, pues siguen compitiendo por decir la mayor barbaridad". Así se ha dirigido al líder popular sólo una semana después de haber elogiado esa intervención. Pero ha ido más allá al decirle a Macarena Olona (Vox) lo siguiente: "Aunque los aliados de Vox se vistan de seda, aliados de Vox se quedan". La miraba a ella, pero el ataque era para el PP.Y Sánchez, a su lado, ha callado y asentido.
¿Mejora o estrategia?
¿Han estrechado lazos Sánchez e Iglesias o es una estrategia? Algunos analistas creen que el presidente le ha dejado ganar, al menos momentánemente, la guerra que Iglesias tiene con Nadia Calviño. Según asegura una fuente próxima a Moncloa, los rifirrafes en la negociación de ese anteproyecto habrían empezado en el seno de la coalición. Por un lado, Calviño y María Jesús Montero, ministra de Hacienda, que no estarían de acuerdo con una subida de impuestos en este momento. Pero el líder morado no sólo se habría salido con la suya, sino que en lugar de aparecer a presentar el plan alguna de las titulares relacionadas con las finanzas del país, –Calviño o Montero–, apareció junto a Sánchez el vicepresidente, que es también ministro de Derechos Sociales.
Esa misma fuente asegura que “siguen sin ser amigos, han estrechado lazos y se nota cierta distensión, pero Podemos sigue teniendo su agenda”. Se refiere esta persona a los "otros problemas" que los morados le han supuesto a sus compañeros del puño y la rosa. Entre ellos, además de los aquí comentados, se incluyen las críticas que hicieron a la fusión de Bankia y Caixabank y los comentarioscontra la Corona. "Tener de su lado a Iglesias le va bien [a Sánchez], pero no podrá controlar a otros como Alberto Garzón", dice la fuente cercana al PSOE que gobierna, que sugiere que con esta nueva relación entre presidente y vicepresidente, Garzón podría convertirse para Iglesias en lo que Iglesias está siendo ahora para Sánchez. "Alguien que diga en la galería algunas cosas con las que no disiente del todo, pero no puede decir por su papel institucional".
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