Ana Botín no necesita presentación, pero no ha dejado en blanco el apartado biográfico de su nueva cuenta de Instagram. “Presidenta de Banco Santander. Estar bien para poder hacer más. Mi familia, el banco, mis amigos/as, Cantabria y el desarrollo sostenible del mundo”, dice su perfil, tan reciente que mientras se escriben estas líneas suma menos de 200 seguidores. La presidenta del Santander, de 58 años, lo estrenó anoche publicando dos viejas fotografías en las que aparece acompañada desu sobrina Carmen Ballesteros cuando era niña. Fue ella quien, según cuenta Ana Botín, la ha animado a usar Instagram.
“Mi sobrina y ahijada Carmen me ha iniciado en Instagram”, escribe. “Carmen es hija de mi hermana [Carmen Botín] y de Seve [el golfista ya fallecido Severiano Ballesteros], y una gran deportista. Aquí con ella en su primera comunión y en unas vacaciones en la playa”.
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La elección de estas dos fotografías del álbum familiar de Ana Botín no es casual. Por una parte, debutar de la mano de su joven sobrina refuerza el mensaje de que su presencia en las redes sociales se debe a su interés por no perder el contacto con las nuevas generaciones. “Estoy aquí entender mejor lo que interesa y preocupa a los jóvenes. Es importante para mí y para mi trabajo”, explica en la misma publicación. Por otro, indica que su actividad en Instagram no se centrará solamente en su faceta como empresaria, sino que también compartirá opiniones personales y momentos de su vida personal.
Es lo que por otra parte ya hace Ana Botín en su cuenta de Twitter, una red social en la que debutó el año pasado y en la que la presidenta del Santander suele recomendar lecturas como La paradoja vegetal, un libro sobre “los peligros ocultos de los alimentos saludables”, o fotografías de sus vacaciones en Nueva York o Cantabria.
“Cuando tomó la decisión de meterse en Twitter, sabía que tu timeline no podía ser solo el reflejo de su actividad profesional”, explicaba una fuente del Santander a Vanity Fair en 2018. Atrás quedan los tiempos de su padre, Emilio Botín, tan celoso de su vida privada que falleció sin haber concedido una sola entrevista a los medios de comunicación
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