“Haz de tu vida un sueño y de tu sueño, una realidad”. La frase está en una de las paredes de la habitación de Carolina Marín. Ella, delante, se asoma sonriente a la pantalla del ordenador. Porque esta entrevista, como muchas de las cosas que todos hacemos últimamente, se realiza a través de una pantalla. Carolina, metida de lleno en la rutina de entrenamientos desde finales de mayo y a punto de volver a la competición, tiene que reducir el contacto al máximo. Su burbuja en el CAR la forman solo una pequeña parte de su equipo: su entrenador, su fisio… El resto, entre ellos su psicóloga, también por videollamada.
La campeona olímpica y triple campeona mundial habla tan rápido como nueve la raqueta. Y no pierde la sonrisa salvo cuando recuerda el reciente fallecimiento de su padre, meses después de sufrir un accidente. “Recorriste España y el mundo para ayudarme y verme cumplir mis sueños. Es difícil ver a alguien que diese más cariño a su familia y a toda su gente como tú lo hiciste”, escribió Carolina en una carta tras su pérdida.
Pero no todo son sinsabores para la deportista. Prime Video estrena estos días Carolina Marín: Puedo porque creo que puedo, una serie documental centrada en la recuperación de la grave lesión de rodilla que sufrió a principios de 2019. En ella descubrimos a una Carolina risueña, divertida, familiar, que se esfuerza y se exige al máximo cada día para ser la mejor. “Quiero centrarme en el bádminton este año. Que la energía que tengo sea solo para esto”, reconoce.
Mujerhoy En estos días, si todo va bien, vuelve de nuevo a competir. ¿Se ve con fuerza para retomar el ritmo?
Carolina Marín Sí, si no se cancela nada más, podré participar esta semana en el primer torneo, en Dinamarca, aunque será de una semana en lugar de las tres previstas. La Federación Mundial ha aplazado a enero los que se celebraban en Asia en noviembre. Así que hasta entonces no tendré más.
M.H. Además de volver a la competición, da el salto a la pequeña pantalla con un documental. ¿Cómo ha sido revisar sus entrenamientos y los torneos, pero también su faceta más íntima en la pantalla?
C. Marín Para mí, ha sido muy emocionante, porque lo he visto desde varias perspectivas: desde la mía, pero también como espectadora. Se me han removido muchas cosas, muchas emociones, muchos momentos. Hay algunos, de cuando era pequeña, que había olvidado. Y ver esas imágenes te hacen recordar muchas cosas. Es muy motivador, muy emocionante, porque da a conocer todo lo que hay detrás de una victoria. Yo siempre digo que las medallas son muy bonitas, pero que lo que hay detrás, el camino para conseguirlas, es lo difícil de todo esto. Y me gusta que se ve buena parte de ello.
M.H. Una de las cosas que más puede sorprender es descubrirla fuera de la competición, con su familia y sus amigos. ¿Vamos a conocer a una Carolina Marín muy diferente?
C. Marín Al final, a través de las imágenes, no solo de las palabras, la gente puede entender mejor cómo soy. Siempre digo que hay dos versiones de Carolina Marín: la jugadora de bádminton, cuando entra al pabellón y se mete en la pista; y otra totalmente diferente, cuando se cierra el pabellón y comienza su vida. Y ambas se ven en el documental.
Ser tan competitiva a veces también me ha perjudicado».
M.H. También llama la atención cómo se prepara psicológicamente para los entrenamientos y la competición. ¿Ese trabajo psicológico que hace es una de sus grandes fortalezas?
C. Marín Yo creo que en mí hay fortalezas innatas, pero al final hay que trabajarlas. Siempre he dicho que solo con talento no se gana nada, hay que trabajarlo. Yo soy muy competitiva desde pequeña, desde que jugaba al parchís con mi abuelita [Risas]. Es algo innato, pero he tenido que trabajarlo mucho. Tener ese carácter tan competitivo me ha beneficiado, pero también a veces me ha perjudicado. Y todo eso lo he trabajado con la ayuda de psicólogos, coaches…
M.H. ¿Y qué ha aprendido de sí misma en ese proceso?
C. Marín He aprendido cómo ser dentro y fuera de la pista; a sacar partido de mi carácter cuando estoy compitiendo; a saber cómo puedo manejar situaciones complicadas en algunos partidos. He aprendido infinitas cosas.
M.H. ¿Le ha ayudado a sobrellevar el fallecimiento de su padre?
C. Marín Sí, gracias a lo que me ha dado el deporte he podido llevarlo de la mejor manera posible. Es una situación complicada, nunca estamos preparados, pero intento llevarlo lo mejor que puedo.
M.H. Junto con su entrenador, usted ha ido eligiendo a lo largo de su carrera una serie de palabras que la definían en cada momento. Al principio hablaba de trabajo, esfuerzo y exigencia. Luego los cambió por calma, alegría y fuerza. ¿Qué palabras la definen ahora?
C. Marín Sí, esas tres últimas las elegimos con Fernando Rivas después de los Juegos de Río, antes del Mundial de 2018. Calma por que soy muy activa, muy nerviosa y es algo que he tenido que aprender a saber manejar, porque en muchas situaciones la necesito. La alegría es algo que llevo en mí, tanto dentro como fuera de la pista. La fuerza, hoy, la cambiaría por determinación. Porque tengo claro cuál es mi objetivo, y todo lo que tengo que hacer, sacrificar y esforzarme para alcanzarlo.
M.H. Además de ser muy autoexigente, dice que tiene mucho carácter. ¿Eso le ayuda o también le perjudica?
C. Marín [Risas] Bueno, yo creo que ambas cosas. Está claro que me ayuda muchísimo, pero a veces me perjudica, igual que la autoexigencia. Sé que no somos perfectos, pero siempre lucho y me esfuerzo para llegar a rozar esa perfección. Incluso en los días malos me exijo más de lo normal. Quizá eso me ha llevado a ser lo que soy. Y es cierto que una va creciendo, va madurando y sabe dónde está el límite en ese aspecto.
M.H. También ha asegurado alguna vez que no se quería mucho. Con la madurez, ¿ha aprendido a hacerlo?
C. Marín No es que no me quisiera mucho, sino que me preocupaba más por lo demás que por mí misma. Es algo a lo que no daba importancia.
Quizá debería pensar más en mí que en los demás. Pero aún me cuesta».
M.H. ¿Y ahora sí piensa más en usted?
C. Marín Si te soy sincera, no, eso no lo he cambiado. [Risas]. No te voy a decir que no debería hacerlo, quizá es algo malo que tengo. Debería pensar más en mí que en los demás. Pero es algo que aún hoy me cuesta.
M.H. ¿Cómo recuerda a la chica que llegó desde Huelva al Centro de Alto Rendimiento de Madrid, hace 14 años?
C. Marín El documental me ha hecho recordar muchos de aquellos momentos. Sale alguna imagen de los primeros entrenamientos, cuando empecé aquí con solo 14 años. Recuerdo a una chica muy delgada, dándole a la raqueta y moviéndose en la pista como podía [Risas]. Lo hablaba hace poco con mi entrenador, porque ¡madre mía, cómo me desplazaba por aquel entonces! Recuerdo a una niña cargada de ilusión por cumplir su sueño, que era venir a entrenar aquí.
M.H. ¿A cuántas cosas ha renunciado desde entonces?
C. Marín He tenido que renunciar a muchas, pero no me ha costado tanto como le hubiera costado a otra persona. Porque tengo muy claro cuál es mi vida, cómo es mi vida y qué es lo que quiero en mi vida. Tengo claro que, para todo lo que quiero, debo dejar de lado muchísimas cosas y decir que no a mucha gente. Pero no me arrepiento.
M.H. En el documental, por ejemplo, vemos una bronca de su entrenador por llegar tarde tras la boda de un amigo.
C. Marín Sí, algo normal para cualquiera no lo es para mí, porque necesito sacrificarme y tener las cosas claras. Quizá a otro deportista, su entrenador se lo deja pasar, pero el mío siempre me ha marcado ciertos límites y me deja las cosas claras: me hace ver el camino y lo que de verdad quiero.
M.H. ¿Sigue estando motivada para conseguir esos objetivos?
C. Marín Sí. Quiero la medalla de oro en los Juegos de Tokio 2021.
M.H. ¿Le ha beneficiado el aplazamiento de los Juegos?
C. Marín Sí, cuando el Comité Olímpico decidió aplazarlos, ya dije que a mí me venía muy bien. No creo en la suerte, pero esta vez la he tenido. Yo estaba en una situación muy complicada, y tener todo un año por delante me ayuda a pensar bien las cosas, me da tiempo para estar mucho más preparada para lo que viene.
M.H. ¿Y qué pasará después?
C. Marín El año que viene me he marcado otro gran objetivo: el Mundial en Huelva, en diciembre. Entonces haré un parón. Lo voy a necesitar, tanto deportiva como personalmente.
M.H. ¿Necesita replantearse el futuro?
C. Marín Simplemente necesito un poco de descanso. He vivido una situación personal muy complicada, algo que requiere un poco de calma para entrar en contacto conmigo misma.
M.H. ¿Seguiremos viendo en la pista la misma fuerza y determinación con la que ha competido hasta ahora?
C. Marín Espero salir reforzada de todo lo que he pasado. Estoy entrenando y pondré en práctica nuevas cosas en el próximo torneo. Pero está claro que estamos viviendo en una incertidumbre constante, así que tenemos que estar preparados para todo.
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