Cada edición de Masterchef Celebrity requiere una determinada dosis de exceso, inversamente proporcional a la (escasa) emoción que produce observar cómo otros cocinan. Por mucho que se esfuercen con sus comentarios, ni las calificaciones humillantes de Jordi Cruz, Pepe Rodríguez y Samantha Vallejo-Nágera logran conmover al espectador que sigue despierto a eso de las 12 de la noche, cuando el programa entra en tímida ebullición. De ahí la alta concentración de cómicos y personalidades desatadas en el casting de concursantes, en un número que ha ido ‘in crescendo’: Loles León y Fernando Tejero (2016); Anabel Alonso, José Corbacho, Edu Soto y Silvia Abril (2017); Antonia Dell’Atte, Mario Vaquerizo, Boris Izaguirre, Carmen Lomana Santiago Segura (2018); Vicky Martín Berrocal, Boris Izaguirre, Yolanda Ramos, Anabel Alonso, Ana Obregón, los Chunguitos y Tamara Falcó (2019). La edición de 2020 no va corta de protagonistas, pero un solo divo está robando el show: Josie.
Hay que reconocerle el mérito a este personaje prácticamente desconocido para el gran público: él solito está haciendo el mismo trabajo que en otras ediciones ocupó a casi un ejército. Cuenta con un factor a favor: donde los profesionales de la comedia echaban mano de un guión, Josie parece interpretarse a sí mismo. En la línea de un Mario Vaquerizo, tics de nuevo rico incluidos, o como un aprendiz low cost de Boris Izaguirre, más exquisito y con un control de la situación sin igual. El Josie de la televisión parece un personaje salido de una versión cañí de “El diablo se viste de Prada”, la película en la que el mundo constató que para triunfar en el mundo de la moda se requiere, además de una talla 38 (como mucho) y una piel perfecta, cierto ingenio corrosivo.
Es locuaz: sus sentencias (“Quería parecer C Tangana pero me quedo en Simone Ortega con collar de perlas”), comentarios irónicos (“En moda te pillan oliendo a fritanga y te echan, con razón”) y referencias ‘viejunas’ (“va a ser lo Máximo Valverde”) son constantes y sonantes. Se expone frívolo, ágil, banal, en una versión pasada de vueltas del estereotipo del estilista de moda. Hasta sus canas, al más puro estilo Cruella de Vil, nos dejan con la duda. ¿De verdad es de verdad?
Josie se llama, en realidad, José Fernández Pacheco, nació en Manzanares (Ciudad Real) hace 40 años y es licenciado en Periodismo y Humanidades (con un máster en comunicación de moda y estilismo en Central Saint Martins, la prestigiosa universidad londinense). Resiste (lo que ya es triunfar) en el híper competitivo mundo de la moda, donde la renovación de talento es implacable y la cadena de amigos y conocidos resulta fundamental. Empezó en revistas ‘indies’ como Vanidad y fue ascendiendo en el escalafón del papel y en la televisión, desde su primera aparición como en “Supermodelo” a “Sálvame”. También ha sido estilista de Georgina Rodríguez, le da alas a los looks de Nochevieja de Cristina Pedroche y ejerce de colaborador con intervenciones en la línea ‘policía de la moda’ en ‘Zapeando’, el programa de La Sexta.
Los que le conocen hablan de él maravillas: posee una gran cantidad de cultura de moda, es divertido y, a la vez, muy serio en el trabajo. Sin embargo, él carga las tintas de sus declaraciones sobre ‘su otro yo’: «Soy como María Teresa Campos pero caminando mucho mejor que ella con los ‘manolos'», se ha autodefinido.
«Si fuera con un polo y unas bermudas nadie se fijaría, pero si me pongo gafas excesivas y caftanes enseñando el hombro y aparezco así en el Marbella Club, la gente pregunta: ¿y ese, quién es?». Esta confesión basta para delimitar la persona del personaje, aunque sea el personaje lo que triunfa y quieren el negocio de la moda y la televisión. «Nunca me he psicoanalizado, pero soy un poco Jekill y Hyde: tengo un lado muy divertido y otro muy reflexivo, un lado exhibicionista y otro más tímido… Pero son las dos caras de la misma moneda», ha confesado Josie en una reciente entrevista. Gracias a las revistas también sabemos que ha iniciado una relación con el pintor y escultor Jacinto de Manuel, quien precisamente fue el encargado de uno de los diseños de Pedroche en Nochevieja: su famosa armadura dorada con la que despidió el año 2019 desde la madrileña Puerta del Sol.
En el programa, Josie va sin frenos y a la audiencia le encanta. Trata por todos los medios que no se le note la tensión sexual, pero la audiencia es sabia: sabe que va a estrellarse ante los irresistibles ojos claros de Jordi Cruz. Solo llevamos tres episodios de ‘talent show’, pero ha sacado ya una artillería bastante pesada, en concreto un look ‘princeso’ con capa larga de tafetán azul cielo combinada con un tocado de cristales y piedras a la frente. Para compensar, también se ha dado un baño en calzoncillos en un lago. Y hemos visto cómo se le derretía en preciosos churretes el maquillaje que ocultan sus gafas oscuras (cosas de la parrilla). Es el karma, que ya le mordisquea los talones.
Josie ha dejado claro que no le gusta el olor de la cocina, ni cocinar ni comer, toda una ironía para un triunfador de Masterchef. ¿Qué hace en el programa entonces? «He crecido televisamente y me apetece aportar entretenimiento. Porque cocina, francamente, voy a aportar muy poquita», ha reconocido. Hagamos una predicción. Próxima aventura, un ‘reality’. Que sea ‘Supervivientes’, por favor.
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