Ernesto de Hannover: la relación con sus hijos que ahora necesita y que echó a perder con sus polémicas

El nombre del príncipe Ernesto de Hannover ha vuelto a saltar del almanaque de Gotha a las hojas de sucesos de los periódicos austriacos. Apenas dos meses después del polémico episodio que protagonizó en julio, cuando el aristócrata trató de agredir con un bate de béisbol a los policías que le habían detenido e ingresado en una unidad de psiquiatría, el todavía marido de **Carolina de Mónaco volvió a ser arrestado ayer en su pabellón de caza de Grünau, en Austria. Según recoge el diario austriaco Kronen Zeitung, el príncipe alemán está acusado de amenazas y coacciones a una empleada y a su esposo**, a los que Hannover habría amenazado con enviarles a un grupo de matones si no se marchaban de la casa, así como de los daños materiales provocados a una ventana, rota por el príncipe Ernesto con una señal de tráfico.

Cada vez es más evidente lo necesitado de ayuda que está el jefe de la casa de Welf. Por desgracia, estos episodios coinciden con la tirante relación que desde hace años mantiene con sus hijos.

El mayor, Ernesto de Hannover Jr., está enfrentado con su padre desde que en 2017 se opuso a su boda con la diseñadora rusa Ekaterina Malysheva. El aristócrata temía que tras un posible divorcio de la pareja parte de los bienes de la casa de Welf quedaran en manos de Ekaterina, razón por la que se ausentó de la boda y anunció que emprendería acciones legales contra su hijo y heredero para recuperar el castillo de Marienburg, sede de los Hannover, y el resto de propiedades que le había cedido en 2005.

La guerra entre padre e hijo se recrudeció cuando, en 2018, Ernesto de Hannover Jr. anunció que cedería al Estado alemán el castillo de Marienburg por solo un euro para garantizar su conservación y liberar a las arcas familiares de los gastos que requiere su costoso mantenimiento. Poco después, su padre le amenazó en público con pelear el control del castillo en los tribunales, una disputa que frenó la venta y que ni siquiera los problemas de salud que sufriría luego Ernesto, operado de un tumor en el cuello el año pasado, lograron aliviar. Tampoco sirvió para tender un puente entre los dos príncipes el nacimiento del primer hijo varón de Ernesto de Hannover Jr. y Ekaterina, bautizado en mayo del año pasado sin la presencia de su abuelo.

Mejor parece ser la relación de Ernesto de Hannover con el segundo de los hijos que tuvo con su primera esposa, Chantal Hochuli. A diferencia de lo que ocurrió con la boda de su primogénito, el príncipe sí asistió al enlace de Christian de Hannover con la peruana Alessandra de Osma en 2018, aunque desde entonces no ha vuelto a verse a padre e hijo juntos. Tal vez se deba al comportamiento de Ernesto de Hannover en la boda, tras la que acabó ingresado en un hospital de Lima. O tal vez sea cosa de la distancia física que separa a padre e hijo, ya que en lugar de trasladarse a Alemania el matrimonio prefirió establecerse en Madrid, donde viven ahora en una casa de Puerta de Hierro. Allí se convirtieron en padres de mellizos el paso 7 de julio, sin que se tenga constancia de que Ernesto de Hannover, ingresado en psiquiatría días después, conozca aún a sus dos nietos.

En cuanto a Alexandra de Hannover, la hija del príncipe con Carolina de Mónaco, parece sentirse más cómoda en la corte de su tío el príncipe Alberto. Bautizada en 1999 en la fe luterana al igual que sus hermanos Hannover, hace dos años la princesa se convirtió al catolicismo, la religión de los Grimaldi. Una decisión que la apartó de la línea de sucesión del trono británico -al que los Hannover tienen derecho- y que hubo quien interpretó como una señal de la distante relación que mantiene con su padre: la princesa tenía solo 10 años cuando Carolina de Mónaco, varios escándalos mediante, se separó de su marido.


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