Eric Yuan, el fundador de Zoom, la plataforma de videoconferencias más utilizada en el mundo, consiguió su visado para trabajar en Estados Unidos tras solicitarlo ocho veces. Sabía que Internet era el futuro y ese futuro, del que él quería formar parte, se encontraba en Silicon Valley. Así que reunió en su cartera hasta 20 patentes mientras esperaba y, cuando lo consiguió, empezó a dar vueltas a un viejo recuerdo: los largos viajes en tren que hacía dos veces al año para ver a su novia cuando cursaba su primer año de Universidad. Los vagones iban abarrotados y Yuan soñaba con comunicarse a distancia. Su criatura, que primero se llamó Saasbee y luego Zoom, nació en 2011, gracias a un equipo de 40 ingenieros.
¿Quién es?
- Nació en 1970, en Tai’an, China. Sus padres eran geólogos y él estudió Ingeniería y Matemáticas en la Universidad de Shandong. En 2006 se graduó en Stanford y empezó su carrera trabajando en Cisco, donde fue vicepresidente de ingeniería. Se casó a los 22 años con su novia Sherry. Tienen tres hijos y viven en California.
- ¿Por qué nos intriga? Porque su plataforma ha sido una de las herramientas más utilizadas durante la pandemia en todo el mundo.
- ¿Todos en la pantalla? “Ahora tenemos un conjunto mucho más amplio de usuarios que utilizan nuestro producto de una gran cantidad de formas inesperadas, presentándonos desafíos que no anticipamos”, ha asegurado. ¿Cambiará nuestra forma de comunicarnos?
Zoom permitía celebrar reuniones solo con presionar un link. Su éxito fue inmediato. Pero el sueño se convirtió en un estallido de encuentros en un planeta casi paralizado por el coronavirus. Yuan permitió el uso gratuito de la plataforma a escuelas y hospitales, primero en China y luego en Japón, Estados Unidos y Europa. El tráfico creció en un 3.000% en un mes, hasta superar los 200 millones de personas. Y su fortuna, en 2.000 millones de dólares.
Yuan dice que quiere hacer feliz a la gente y por eso inventó una herramienta para unirla. A pesar de las críticas por la seguridad de los datos que maneja, se usa para todo: asistir a la escuela, celebrar una boda, atender a un paciente o que los abuelos vean a sus nietos. Cuánto le cuesta su uso gratuito es un gran secreto. Pero seguro que es una inversión a largo plazo y Zoom seguirá creciendo de forma exponencial. Es el lema de Yuan: la felicidad es rentable.
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