Dos décadas de ausencia, un ingreso de varios meses en la UCI y la fuerza de María Jiménez sigue en su punto más álgido, como ha demostrado este verano tras actuar en los conciertos de la Starlite en Marbella. Desde esa noche, la artista vive emocionada. La buenísima acogida que le brindó el público y la crítica, a la vez que disfruta de sus nietos en su Chiclana del alma. No busquen más porque no hay otra como ella.
María la primera pregunta tiene que ser sobre lo más importante. Pasó usted tres meses en la UCI por una obstrucción intestinal. ¿Está tan bien como aparenta? ¿De qué está hecha para aguantar todos los embistes que le da la vida?
Estoy estupendamente y te aseguro que tengo un batallón de ángeles protegiéndome. Son los que me llevan por el mundo en volandas y te diré que aún me siento como en una nube tras lo que pasó en la actuación de Starlite y las increíbles críticas que me han hecho y que pienso que no me merezco. Te confieso que aunque la gente no lo crea, soy una mujer tremendamente tímida y en eso me parezco a mi nieta de cuatro años. Cuando le pregunto si le gustan los piropos y me dice que no, que le dan vergüenza. Pues yo igual. Te lo digo de corazón que me da muchísima vergüenza cuando me echan un piropo, es algo que me pasa de siempre. Por fuera luzco una coraza que parece que me como el mundo, pero la María de verdad es la que te estoy contando, una mujer muy íntima y muy tímida.
¿Qué sintió al subirse de nuevo al escenario?
Nunca me imaginé la reacción de ese público. Se pasó varios minutos aplaudiendo. Cuando me levanté de la silla de ruedas para sentarme en la del escenario se pusieron a vitorear, a silbar, a aplaudir. Me entró una congoja por el cuerpo que no veas. Me decía por dentro ¿pero esto qué es lo que es? Me han llamado los guitarristas que estuvieron a mi lado y me han contado que nunca antes habían vivido esa reacción en la gente, que no era natural ni normal.
Es que, como usted, créame que no hay otra.
¡Pero si me da vergüenza que me digas esas cosas! Nunca he dicho que fuera ni la más grande, ni la mejor y ahora resulta que a la vejez lo voy a ser. Es increíble.
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