Desde que el pasado mes de marzo tuvimos que confinarnos por la terrible pandemia del coronavirus, los espacios exteriores de nuestras casas han cobrado un protagonismo y una importancia mucho mayor. Un pequeño balcón era el mejor de los oasis urbanos, hemos cuidado nuestras terrazas con un mimo infinito y el mayor tesoro durante estos meses ha sido tener una casa con jardín. Ahora que el verano toca a su fin, y sin querer pensar si quiera que la situación pueda repertirse, toca ponerse el mono de trabajo y empezar a preparar nuestras plantas y flores de cara al otoño y a la bajada de temperaturas.
Si te gusta el color y las flores, el final de agosto es el mejor momento para plantar jazmín de invierno, claveles y pasiflora, además de plantas bulbosas que empezarán a florecer en otoño, como el narciso o el azafrán; y la próxima primavera, como el ciclamen, el jacinto o las azucenas. Además, es el momento de transplantar margaritas, pensamientos, alhelíes, geranios o prímulas, dividir las ponías, podar la lavanda (y, de paso, hacer saquitos aromáticos para perfumar tus armarios durante el resto del año) y los rosales, y sacar esquejes de las hortensias, el romero o la madreselva.
Si lo que quieres es montar un huerto, debes saber que el final del verano es el momento idóneo para transplantar las hortalizas que se recogerán en otoño, así como plantar coles, apios, puerros, rúcula, nabos, lechugas, espinacas, remolachas, cebollas y hierbas aromáticas como el perejil. Además, va llegando el momento de volver a meter en casa las plantas que sacaste al exterior durante los meses de verano, podar los arbustos tras la floración, las plantas trepadoras y dar a forma ornamenal que queramos para nuestros setos.
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