Desde hace un tiempo, las marcas tecnológicas tienen un curioso juego a la hora de bautizar sus gamas cromáticas. Este verano, Samsung ha elegido para los colores de sus nuevos dispositivos el epítieto Mystic. Y algo de mística hay en esta apuesta. El Unpacked es el evento en el que la marca presenta su artillería. Dos veces al año, antes de primavera y a mediados de verano. A finales de febrero, estuvimos presencialmente en San Francisco asistiendo a la presentación de los potentes Galaxy S20 y el delicioso Galaxy Z Flip en un mundo distinto: tan sólo un puñado de mascarillas voluntarias y algunos carteles nos recordaban que algo podía pasar.
Y pasó. Meses después, nuestra relación con la tecnología es muy distinta: es el cordón invisible que nos ha mantenido unidos durante el confinamiento, la herramienta con la que manternos comunicados, la salvación del trabajo para los afortunados, el ocio, la conversación, el… Ya no son cacharros o aparatitos. No lo eran, desde hacía tiempo, pero ahora está más claro para todos que la tecnología es parte de nosotros. Algo que sólo un puñado de marcas entiende a fondo: lo mejor de aquella apuesta de febrero, características técnicas aparte, era la fuerte personalidad de aquellos aparatos, empezando por el Galaxy Z Flip. Algo que hemos vuelto a ver en este Unpacked, ahora virtual, en el que Samsung ha apostado con fuerza por la diferencia.
Normal, porque en verano es cuando se presentan los Galaxy Note, los únicos móviles que nadie ha imitado nunca. Y que tradicionalmente siempre han sido los más potentes y versátiles de la gama alta de Samsung. Y que, además, llevan un lápiz digital (llamado S Pen), que cualquier usuario de un Note en la última década podrá asegurar: no, no es la cosa más necesaria del mundo. No, no se puede vivir sin él una vez que lo has probado. Y la experiencia de ver cómo las notas que tomamos a mano -que ahora se sincronizan entre todos nuestros dispositivos- se convierten en texto de ordenador no envejece nunca.
El Galaxy Note 20 es un móvil total: hace todo lo que un móvil de altísima gama y más. Por dentro lleva una tecnología muy similar a la del S20, y en su vertiente ultra es una fabulosa pantalla AMOLED de 6,9 pulgadas, con 12 GB de RAM en su interior y, en general, más potente que los últimos tres ordenadores que hayan pasado por tu casa. Las novedades vienen en la ampliación de las posibilidades del lápiz (que cada vez sirve más como una varita mágica o un mando a distancia del propio móvil) y en lo que no se ve: las cámaras replican el sensor gigante del S20 (capaz de grabar vídeo en 8K), pero el procesado de imágenes ha ganado varios puntos. Un acuerdo con Microsoft lo convierte en una potente consola portátil gracias a la nube. Y tanto la conexión con Windows 10 como el modo ordenador del propio móvil son una experiencia maravillosa si trabajas con pantallas y teclados.
Quizás es el hecho diferencial que siempre ha tenido el Note: la sensación de que, aparte de rellenar las mismas casillasde alta gama que su hermano Galaxy S, es una herramienta de trabajo extraordinaria. Pero, sobre todo, siempre fue la apuesta diferente: hubo un tiempo en el que los usuarios de Note éramos la minoría ruidosa. Los excéntricos. La gente que, con las cifras de ventas en la mano, teníamos suerte de ver una nueva edición de Note cada año, en los tiempos en los que los primeros Galaxy S eran los Android de gama alta más vendidos del planeta. Así que se entiende que abanderen el Unpacked más diverso de la marca.
Por ejemplo, los nuevos Buds Live. Ok, los auriculares inalámbricos han conquistado el mundo, pero todos siguen más o menos una línea clásica: elementos en vertical y la forma de auricular "de toda la vida". Los Buds anteriores ya se diferenciaban, pero seguían pareciendo tecnología: aparatos supeditados a la función. Mientras que estos Live han aprendido la lección del Z Flip: son un objeto de deseo. Algo personal. Cuya forma no sólo facilita la función (están pensados para quedarse en la oreja mucho tiempo, sin incomodar), sino que además es distintiva. Igual que un Note cuando sacas el S Pen, no hay nada en el mundo que se parezca a los Buds Live.
Por su parte, el Z Fold2 demuestra que Samsung iba en serio con los dispositivos plegables. Si el Flip era una cajita que se convertía en un móvil, el Fold2 es un móvil que se convierte en una tablet. Mientras, la nueva versión del reloj inteligente de Samsung, Galaxy Watch 3, decide apostarlo todo por el bienestar y la salud: incorpora un análisis de oxígeno en sangre con el que completar cualquier programa de entrenamiento, e incorpora un detector de caídas con aviso a contactos escogidos, una pequeña muestra de las posibilidades de la tecnología en los cuidados a mayores o ante urgencias médicas.
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